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Constantemente me preguntan cómo identificar desinformación. En esta columna abordaré tres estrategias desinformativas comunes en la comunicación política, que he observado en figuras públicas colombianas. Estas estrategias, aunque basadas en tácticas argumentativas tradicionales, han encontrado un nuevo alcance gracias a los algoritmos y las herramientas de inteligencia artificial. Se trata de la solidaridad insidiosa, la argumentación hipotética evasiva y el engaño reactivo. A continuación, las explico con ejemplos.
A finales del año pasado, Vicky Dávila publicó este trino en X: “La violencia intrafamiliar no tiene cabida en ninguna sociedad y debe ser condenado y castigado. A pesar de las diferencias, mi solidaridad con Claudia López. No es culpa de ella que el papá sea un abusador de mujeres”. Este mensaje es un claro ejemplo de solidaridad insidiosa, en la que disfraza un ataque con falsa empatía. Dávila utiliza un aparente apoyo como pretexto para difundir información perjudicial y desprestigiar a López. Es similar a la estrategia del hipócrita que pobretea y critica sin criticar: “pobrecito tan mal vestido, pero no tiene la culpa”.
Hace una semana, Gustavo Bolívar publicó en X un supuesto video de Bukele del 2012 apoyando a Hugo Chávez. Su trino decía: “Si esto es verdad, porque con la inteligencia artificial uno ya no sabe qué es montaje o qué es cierto, Bukele vendría a ser la Claudia López de El Salvador. Un día en la izquierda, otro día en la derecha…” Aquí, Bolívar recurre a la argumentación hipotética evasiva, estableciendo una premisa condicional (“si es verdad…”) para evitar responsabilidad sobre la veracidad del contenido, mientras lo usa para desacreditar. Es como el chismoso que, escudándose en frases como “dicen las malas lenguas” o “si el río suena” difunde rumores que le convienen.
Recientemente, La Silla Vacía, junto con Bellingcat, analizó una foto en la que Petro desmiente haber posado con una menor y una ametralladora. La investigación concluyó que la foto compartida por el presidente, en la que ya no aparece la ametralladora, había sido manipulada digitalmente. En otras palabras, Petro usó una foto alterada para desmentir otra supuestamente manipulada. En lugar de usar el testimonio de Claudia Alarcón, la ahora mujer que aparece con él en la foto y que confirmó no haber visto una ametralladora, Petro optó por desinformar en respuesta. Este engaño reactivo recurre a la manipulación para perpetuar un ciclo de desinformación, donde el objetivo no es esclarecer la verdad, sino reforzar agendas o generar confusión.
En conclusión, aunque la inteligencia artificial ha amplificado y sofisticado estas tácticas, en esencia, se trata de prácticas humanas de larga data que ahora operan en un entorno digital más complejo. No sabemos qué más nos deparen los avances en tecnología, pero, por ahora, para que una publicación engañe eficazmente, también debe apoyarse en estrategias discursivas tradicionales. Por eso, más allá de identificar si una imagen tiene ssiete dedos o si Brad Pitt luce más amarillo de lo normal, es fundamental aprender sobre argumentación para detectar la desinformación. No se trata de ser expertos en lógica o retórica, sino de estar atentos, como en los ejemplos mencionados, a esas manipulaciones constantes en el discurso diario: pobretear para desprestigiar, recurrir a insinuaciones especulativas o engañar bajo la apariencia de desengañar.
