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Viejas telenovelas, nostalgias dañinas

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Catalina Uribe Rincón
31 de octubre de 2020 - 03:00 a. m.
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La pandemia golpeó con fuerza a la industria de cine y televisión. La imposibilidad de reunirse en espacios para planear, crear y filmar futuras producciones hizo que hubiera un decrecimiento —y en muchos casos una total suspensión— de la creación audiovisual. Como alternativa, los canales privados colombianos optaron por volver a transmitir telenovelas de hace más de 17 o 20 años. Hoy en día en horarios de alto rating es posible ver Pasión de gavilanes (2003), Yo soy Betty, la fea (1999) y Pedro, el escamoso (1999).

Actrices y actores han denunciado las consecuencias económicas que esta decisión ha traído, pues mientras ellos y el resto del equipo de producción están sin contratos y sin salarios, los canales siguen obteniendo ganancias con viejas producciones. Pero hay otras preguntas que vale la pena hacerse con respecto a esta reproducción de telenovelas viejas: ¿hacen un daño importante al desarrollo cultural del país? ¿Entorpecen la capacidad de reconocernos, pensarnos y cambiar?

Ver estas telenovelas hoy es chocante. En Betty, la fea nos encontramos con una empresa dirigida por hombres en donde se repite una y otra vez que el atributo más relevante de una mujer es su belleza. Pero si somos transgresores y vemos más allá de eso, como eventualmente le sucede al protagonista, podemos apreciar el valor de la obediencia; Betty es sobre todo la mujer callada y diligente que trabaja por años sin visibilidad ni reconocimiento. Pedro, el escamoso reproduce una y otra vez el prototipo del mujeriego “bacán”. Ese hombre que miente y engaña, que hace un daño real, pero como es hacia las mujeres, ese daño vale poco. Pedro es un “tipazo” extravagante y coqueto. En Pasión de gavilanes las mujeres son madres, “brujas” o putas. Sí, se representan la explotación de clase y la opresión de género, pero por el lado, sin denunciar y sin incomodar de a mucho a la audiencia.

Esta semana Disney anunció que incluirá una advertencia sobre el contenido racista de algunas de sus películas clásicas. Ver la caricatura racista del rey Louie en El libro de la selva (1968), representado como un simio sin habilidades lingüísticas que toca en un conjunto de jazz, es casi imposible de digerir hoy en día. En el comunicado, Disney advirtió que los estereotipos que se mostraban en ciertas películas “eran incorrectos entonces y lo son ahora. Más que remover este contenido, queremos reconocer su impacto dañino, aprender de él y generar conversaciones para crear juntos un futuro más inclusivo”.

¿Será que a los dirigentes de los canales nacionales siquiera se les ocurre pensar en un comunicado como el de Disney? ¿Captarán que la normalización del acoso laboral y la explotación sexual es dañina? ¿Será que se siguen riendo de los mismo chistes sexistas, racistas y clasistas que estaban mal hace 20 años y que ahora simplemente son inadmisibles? Pero lo que es aún más preocupante, ¿será que las nuevas producciones intentarán robustecer la idiosincrasia nacional a través de comprensiones más complejas de las realidades humanas o seguirán encarcelando a la audiencia en estereotipos tan predecibles como discriminatorios?

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Juan(8096)31 de octubre de 2020 - 04:45 p. m.
Mal que no le reconozcan un pago ahora a quienes participaron en el asunto. Pero si le hacemos caso Cata toca sacar de la vida a Aureliano Buendía y a la Abuela Desalmada. Lo malo no son las novelas, lo malo es no verlas de otra forma después de 20 años.
Inez(hbasq)31 de octubre de 2020 - 01:07 p. m.
Ver Pedro El Escamoso 20 años después ha sido muy agradable, porque no es un personaje (ni una historia) políticamente correcta como Betty La Fea. En un par de semanas o meses la inquisición feminista se quejará de los bajos estándares morales del pobre Pedro Coral.
Franz(62252)31 de octubre de 2020 - 12:31 p. m.
El calor no está en las sábanas. La gente no se vuelve machista viendo telenovelas, que sólo sancionan lo que ya es aceptado. Los adolescentes que realizaron la masacre de Columbine, no se volvieron así solamente por entretenerse con un videojuego violento. El gobierno en pleno ejerce de macho protector por encima de la ley, y eso puede tener más peso que un entretenimiento casero.
  • shirley(13697)31 de octubre de 2020 - 06:18 p. m.
    Esa fue una de las críticas que se le hizo a Roberto Bolaños.Nunca pudo don Ramón ganarle una a doña Florinda.Siempre perdedor y rebuscador. Lo mismo con las películas gringas de los años 60: el ejército norteamericano matando al "mismo vietnamita".Y las más antiguas: el "supremacista blanco " acabando siempre con el "patirrajado y perverso" indio de turno. Los "buenos" contra el "mal", la chusma.
  • Inez(hbasq)31 de octubre de 2020 - 01:02 p. m.
    Yo por ejemplo nunca veo las repeticiones de El Chavo. No me gusta ver a doña Florinda abusando del queridísimo Don Ramón.
Atenas(06773)31 de octubre de 2020 - 12:14 p. m.
Si en el entendido estamos de q' lo nuestro son y han sido más bien telebobelas, ayer y hoy, pese a los cambiantes escenarios sociales, mas con idéntico trasfondo de vidas jugadas entre blanco y negro, poder y sumisión, sin digresiones mentales, nada sorprende q' nuestros canales no se cuiden de tan oportunas y algo aclaradoras advertencias. O estarán a tono con la dura y amarga realidad humana?
Lorenzo(2045)31 de octubre de 2020 - 08:23 a. m.
Obviamente, al final el relato de las telenovelas es regresivo, conservador y premoderno porque el final feliz implica que la mujer pierda su autonomía al encontrar la felicidad en el amor del hombre....
  • Lorenzo(2045)31 de octubre de 2020 - 08:23 a. m.
    ....así mismo, solo se cuestionan comportamientos de individuos o clase pero no el sistema político o modelo de sociedad imperante; y se afirma que nada se puede hacer contra el patriotismo, la familia, dios y el control de los cuerpos desde el modelo heterosexual.
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