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Llegó un momento crucial: a pensar en el país

Cecilia López Montaño
10 de junio de 2022 - 05:30 a. m.

Ya estamos ante un quiebre histórico que muchos esperamos por décadas: el rechazo generalizado a ese camino que había seguido la política donde la búsqueda del poder político se entendía como un negocio o, peor aún, se hacían negocios por medio de la política. El 70 % del país votó por el cambio, entendido de maneras muy opuestas, pero, de todas formas, cambio. ¿Qué debemos hacer para que no se diluya esta inmensa oportunidad de enrutar nuestro crecimiento por las sendas que otras naciones con menos recursos han logrado?

Llegó el momento de hacer un llamado a los votantes para que, lejos de dejarse dominar por los sentimientos de absurda polarización y odio visceral que siguen en el alma de muchos, se detengan a analizar las dos alternativas en temas críticos para el país. Solo así se evita cometer el error histórico de elegir al que no toca, tomando una decisión con objetividad sobre las diferencias entre los dos candidatos, no de forma sino de fondo, para lograr construir una Colombia distinta.

Debemos aceptar que nuestra democracia está en riesgo, lo cual implica reconocer que es fundamental fortalecerla y no debilitarla. Nadie puede negar su deterioro, especialmente cuando en los últimos años instituciones cruciales han perdido los equilibrios que les asigna la Constitución. Trátese del Congreso o del Poder Judicial, no se puede justificar el camino del irrespeto y el desconocimiento de los procesos que se derivan de la aplicación de sus normas fundamentales para su fortalecimiento. Reformar las instituciones es el camino, no destruirlas. Cuando se eliminan esos canales institucionales se cae sencillamente en una dictadura. Una expresión de ello es la gravedad de limitar con agresividad la libertad de prensa y su derecho a entender a profundidad lo que proponen los candidatos.

En el contexto internacional, nunca como ahora, ignorar que somos parte del mundo que hoy, como lo señala The Economist, está al borde de una inmensa crisis alimentaria es un error catastrófico. Por los múltiples compromisos internacionales, como la Agenda 2030 o la respuesta al reto del cambio climático, una agenda que mire solo al país nunca ha sido tan inadecuada como ahora y nos puede aislar del mundo. Al tiempo, la interdependencia internacional, en un período de crisis global como el actual, demanda estrategias económicas de alta especialización.

La presión social en América Latina, que la pandemia adormeció, está lista para despertar si no ve respuestas claras. Colombia vivió esta realidad y fue pésimamente gestionada. Se requieren reformas complejas y profundas que señalen el contenido y camino para lograr esos cambios ya absolutamente impostergables.

El cambio como proceso de transición es probablemente el más complejo de todos los desafíos. Rupturas abruptas causan más daño que bien y nadie tiene la fórmula. Consensos entre quienes deben sacrificarse por el bien de los que poco tienen es el primer paso. Racionalidad, generosidad, claridad, sentimientos dormidos pero que sin duda existen y necesitan despertar ante la posibilidad de construir la Colombia que todos merecemos.

Será pedir demasiado a quienes la vida les ha brindado la oportunidad de tomar las riendas de una nación en momentos en que están dadas las posibilidades para empezar a construir el sueño que, en el fondo, todos los colombianos tenemos: paz, crecimiento, equidad, justicia y, por qué no, felicidad.

cecilia@cecilialopez.com, @CeciliaLopezM

 

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