El Tiempo del domingo pasado publicó una larga entrevista con el funcionario saliente Francisco Barbosa. Como era de esperarse y dada su condición de político en campaña, puesto que, salvo viajes y viáticos fantásticos para su ego, abandonó ya las tareas de la Fiscalía que son ejercidas por sus amigos Martha Mancera y Gabriel Jaimes, Barbosa aprovechó para echarle, otra vez, vainazos a Petro y su gobierno. Sea el tema que sea, cae en lo mismo: el activismo de oposición, deseable en las democracias pero prohibido para quien fue nominado y elegido como garante de justicia. Esta vez, decía, el figurón calificó como “despropósito” un anuncio presidencial y se entremetió en un asunto que más compete al Ejecutivo que al judicial: la crisis humanitaria producida por las olas de migrantes. Dio directrices de gobernante: “Es con acciones y no con discursos altisonantes como se enfrenta esta odisea migratoria”. ¿Qué diablos tiene que ver un fiscal general con las soluciones a un problema socioeconómico transnacional? De manera tangencial, debería investigar crímenes que surjan de tales movimientos pero, de nuevo, él no se dedica a esos menesteres de bajo perfil. Ahí están, para el oficio, Mancera y Jaimes. Como se sabe, Barbosa anda en otra cosa.
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Barbosa y Cabello, sin dios ni ley
26 de septiembre de 2023 - 09:05 p. m.