De ser elegido el exalcalde Rodolfo Hernández para suceder a Iván Duque, este país no solo retrocederá al estado de las republiquetas corruptas de Latinoamérica, del siglo pasado, como el de la República Dominicana del dictador Trujillo o, en el presente, el de El Salvador debido a su errática decisión de votar por el autócrata Nayib Bukele —a quien Hernández admira—, sino que los colombianos tendríamos en la cúpula del Poder Ejecutivo a una “bonita” familia presidencial de la cual no nos sentiremos precisamente orgullosos. Se ha informado, con suficiencia, sobre el proceso penal que cursa contra el cantinflas de Bucaramanga por hechos relacionados con su interés delictivo, de acuerdo con imputación de la Fiscalía de su caso ante un juez, en la adjudicación de un contrato de US$250 millones para construir, con supuesta tecnología de punta, un relleno sanitario que sirviera al área metropolitana de esa ciudad, en 2017. Pero a sus votantes, encantados con su ramplonería e ignorancia, parece no importarles, y tampoco a personas del entendimiento de los Galán, quién lo creyera. ¡Pobre padre, adonde fue a parar su legado!
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La bonita familia presidencial
08 de junio de 2022 - 05:30 a. m.
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