¿Qué van a decir los comentaristas que llevan 20 años burlándose de la famosa frase de la historia política colombiana “fue a mis espaldas”, hoy, cuando quien la aduce es el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga?
Ya leeremos los malabares lingüísticos que harán sus defensores para sustentar su pureza y la de su campaña: primero acusarán a los opositores del uribismo de corruptos. Después, de ser los culpables de la segunda “grave infiltración” que sufrió esa campaña de angelitos. Tercero, pondrán a rodar sospechas sobre las estratagemas de la Agencia de Inteligencia, presunta responsable de haberla infiltrado, al principio, con el hacker Sepúlveda y su combo, a pesar de que este fue enganchado por el propio Zuluaga, su hijo David y su fugitivo asesor ‘espiritual’, Luis Alfonso Hoyos. Sí, tendrán que emplearse a fondo para tratar de encontrar el nombre de un colombiano con la infinita capacidad de penetrar el círculo familiar de Zuluaga, ya no con un chichipato criollo fácil de desacreditar, sino con el gurú de la publicidad política brasileña Eduardo “Duda” Mendonça, el genio del mal que hizo ganar elecciones a sus clientes en todo el continente.
El propio candidato y su hijo admitieron que viajaron a Brasil con el objeto exclusivo de contratar a “Duda” para ganarle la Presidencia a Juan Manuel Santos, por consejo de una empresa constructora de ese país que ya, por entonces, había ganado multimillonarias concesiones en territorio colombiano. Pues bien, pasados tres años de la contienda electoral de 2014 se destapan los sobornos de la firma brasileña Odebrecht, poderosa constructora de América Latina, a jefes de Estado, ministros, políticos y altos funcionarios de varios países para quedarse con las licitaciones más costosas de infraestructura de América Latina. Y ese destape ha permitido que nos enteremos de las confesiones de “Duda” quien empezó a cantar ante la justicia de su país a cambio de rebajas de pena. La revista Veja entrega parte de la declaración del asesor publicitario quien confirmó lo que había escrito en su columna de ese mismo año, Daniel Coronell, sin que nadie se inmutara (ver).
En resumen, “Duda” confesó que fue contactado por directivos de la sobornadora Odebrecht para ofrecerle una asesoría para Zuluaga. Contó, también, que le cobró al candidato US$4,3 millones y que, cuando a Zuluaga le pareció muy caro, Odebrecht le garantizó el pago. “Duda” se queja de que los constructores, quienes también confesaron que pagaron US$11 millones en coimas a funcionarios del gobierno Uribe en 2009 (Uribe) para que le adjudicaran la Ruta del Sol tramo II, terminaron girándole solo US$1,6 millones de los cuatro prometidos, y que un año más tarde (2015) le pagaron otra suma con un inmueble.
Zuluaga se declara sorprendido con estas noticias: asegura que fue a sus espaldas (ver) porque nunca se enteró de los pagos de Odebrecht y admite que su campaña canceló $2.500 millones de pesos (un millón de dólares de la época) a la empresa temporal que “Duda” estableció, por mera coincidencia, en Medellín y con el abogado de alias don Berna y de alias Job, el visitante del sótano de Palacio, de acuerdo con lo que también estableció Coronell. Y he aquí algo llamativo: en mayo del año de la confrontación electoral Santos-Zuluaga, Coronell, que escribió hace poco otra columna sobre “Duda” (ver), relató lo que decía un artículo de La República que ya se refería a los US$4 millones que apenas hace dos meses confirmó “Duda”: “(este) cobra dos millones de dólares por su asesoría… (pero) el estratega foráneo le meterá a sus arcas un nuevo cheque por el mismo valor de sus honorarios (dos millones más) como bono extra por conducir la campaña del exministro de Uribe por la senda del éxito”. Zuluaga perdió, pero Odebrechet ya podía darse por bien servido: el gobierno del año 2009 le adjudicó el tramo II de la Ruta del Sol por dos billones 94.000 millones de pesos. Ese gobierno era presidido por Álvaro Uribe y su ministro de Hacienda era Óscar Iván Zuluaga.
¿Qué van a decir los comentaristas que llevan 20 años burlándose de la famosa frase de la historia política colombiana “fue a mis espaldas”, hoy, cuando quien la aduce es el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga?
Ya leeremos los malabares lingüísticos que harán sus defensores para sustentar su pureza y la de su campaña: primero acusarán a los opositores del uribismo de corruptos. Después, de ser los culpables de la segunda “grave infiltración” que sufrió esa campaña de angelitos. Tercero, pondrán a rodar sospechas sobre las estratagemas de la Agencia de Inteligencia, presunta responsable de haberla infiltrado, al principio, con el hacker Sepúlveda y su combo, a pesar de que este fue enganchado por el propio Zuluaga, su hijo David y su fugitivo asesor ‘espiritual’, Luis Alfonso Hoyos. Sí, tendrán que emplearse a fondo para tratar de encontrar el nombre de un colombiano con la infinita capacidad de penetrar el círculo familiar de Zuluaga, ya no con un chichipato criollo fácil de desacreditar, sino con el gurú de la publicidad política brasileña Eduardo “Duda” Mendonça, el genio del mal que hizo ganar elecciones a sus clientes en todo el continente.
El propio candidato y su hijo admitieron que viajaron a Brasil con el objeto exclusivo de contratar a “Duda” para ganarle la Presidencia a Juan Manuel Santos, por consejo de una empresa constructora de ese país que ya, por entonces, había ganado multimillonarias concesiones en territorio colombiano. Pues bien, pasados tres años de la contienda electoral de 2014 se destapan los sobornos de la firma brasileña Odebrecht, poderosa constructora de América Latina, a jefes de Estado, ministros, políticos y altos funcionarios de varios países para quedarse con las licitaciones más costosas de infraestructura de América Latina. Y ese destape ha permitido que nos enteremos de las confesiones de “Duda” quien empezó a cantar ante la justicia de su país a cambio de rebajas de pena. La revista Veja entrega parte de la declaración del asesor publicitario quien confirmó lo que había escrito en su columna de ese mismo año, Daniel Coronell, sin que nadie se inmutara (ver).
En resumen, “Duda” confesó que fue contactado por directivos de la sobornadora Odebrecht para ofrecerle una asesoría para Zuluaga. Contó, también, que le cobró al candidato US$4,3 millones y que, cuando a Zuluaga le pareció muy caro, Odebrecht le garantizó el pago. “Duda” se queja de que los constructores, quienes también confesaron que pagaron US$11 millones en coimas a funcionarios del gobierno Uribe en 2009 (Uribe) para que le adjudicaran la Ruta del Sol tramo II, terminaron girándole solo US$1,6 millones de los cuatro prometidos, y que un año más tarde (2015) le pagaron otra suma con un inmueble.
Zuluaga se declara sorprendido con estas noticias: asegura que fue a sus espaldas (ver) porque nunca se enteró de los pagos de Odebrecht y admite que su campaña canceló $2.500 millones de pesos (un millón de dólares de la época) a la empresa temporal que “Duda” estableció, por mera coincidencia, en Medellín y con el abogado de alias don Berna y de alias Job, el visitante del sótano de Palacio, de acuerdo con lo que también estableció Coronell. Y he aquí algo llamativo: en mayo del año de la confrontación electoral Santos-Zuluaga, Coronell, que escribió hace poco otra columna sobre “Duda” (ver), relató lo que decía un artículo de La República que ya se refería a los US$4 millones que apenas hace dos meses confirmó “Duda”: “(este) cobra dos millones de dólares por su asesoría… (pero) el estratega foráneo le meterá a sus arcas un nuevo cheque por el mismo valor de sus honorarios (dos millones más) como bono extra por conducir la campaña del exministro de Uribe por la senda del éxito”. Zuluaga perdió, pero Odebrechet ya podía darse por bien servido: el gobierno del año 2009 le adjudicó el tramo II de la Ruta del Sol por dos billones 94.000 millones de pesos. Ese gobierno era presidido por Álvaro Uribe y su ministro de Hacienda era Óscar Iván Zuluaga.