Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

A la cama con Burgess

Luis Fernando Charry

15 de noviembre de 2025 - 12:02 a. m.

La historia de la cama empieza con la cuna. O al menos eso dice Anthony Burgess en el primer capítulo de Todo sobre la cama, una “crónica” cuyo punto de partida se remonta a un personaje llamado Moisés y a su travesía en las aguas del Nilo, donde navegó hasta la ribera en un cesto (con la complicidad, todo hay que decirlo, de su hermana Miriam) para realzar aún más el valor de la hazaña y su papel como futuro salvador de su pueblo.

PUBLICIDAD

Durante la travesía Miriam al parecer entretuvo a Moisés con canciones de cuna ya que era indispensable que el futuro salvador no despertara ninguna sospecha: si la policía egipcia veía u oía llorar a un niño israelita debía cortarle la cabeza. Sin duda esta travesía apela a una doble simbología: Moisés “renace” en el Nilo y el movimiento de las aguas “recrea” el movimiento del líquido amniótico en el que nada un cuerpo a punto de nacer. Con razón Burgess asegura: “La vida del niño antes del nacimiento es una vida de suave balanceo, y nuestros sabios ancestros procuraron que se mantuviera el ritmo durante algún tiempo después del nacimiento. El balanceo de la cuna, rememorado en el vaivén del mar, es uno de los ritmos básicos de toda la música”. Luego Burgess cita (no podía ser de otra manera tratándose de un autor acostumbrado a sumergirse hasta el fondo en cada tema de estudio) una canción antigua —“Mecido en la cuna del mar profundo”— y unos versos de Whitman y otros versos un poco más antiguos (actualizados en el siglo XVI) y un comentario de Tácito según el cual las tribus germánicas solían poner en cunas no solo a los niños sino a los viejos ya que al final de la vida se vuelve a vislumbrar el comienzo.

De la cuna pasamos a las dificultades de los niños a la hora de dormir. Reconstruye Burgess esos tiempos en que volvía a su cuarto oscuro y se desnudaba y veía sombras y rezaba en la cama y tenía pesadillas. “¿Podemos hablar de la bendición del sueño, sobre todo en el caso de los niños solitarios e imaginativos, cuando el sueño conjura tantos horrores?”. La noche —negra— alberga un sentido maligno, pero a su vez contiene un efecto productivo si los sonámbulos aspiran a escribir poemas: los sueños, la aparente sabiduría de los sueños, se encargan a veces de dictarle al poeta los versos, aunque a la mañana siguiente, al leerlos en las paredes del comedor (Burgess también incurre en la autobiografía) solo pueden producirle un poco de vergüenza.

Read more!

Todo sobre la cama tiene muchas fotos e ilustraciones. De ahí que parezca un tour por un museo: “Moisés salvado de las aguas” de Rafael, “Nacimiento de Juan Bautista” de Jan van Eyck, “Vivienda del Conde de Mornay” de Eugène Delacroix, “El dormitorio” de Memmo di Filippuccio, “Shunga, o Imágenes de Primavera” de Isoda Kôryûsai. Este recorrido traza al mismo tiempo la evolución de las cunas —cunas colgantes de Palmira, cunas de nogal del siglo XVII, cunas francesas de mimbre del siglo XIX— y de las camas de madera de arce, de palisandro o incluso las camas populares de la época de Francisco I. A los fieles partidarios de las religiones, de la pintura o de la lujuria este libro de Burgess les encantará, sobre todo a la hora de apagar la luz de la mesa de noche.

Por Luis Fernando Charry

Escritor, periodista y editor
Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.