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¿Admiración o imitación?

Luis Fernando Charry
06 de abril de 2024 - 09:05 a. m.

José Enrique Rodó alguna vez soltó la siguiente advertencia: “El engaño de los que piensan haber reproducido en lo esencial el carácter de una colectividad humana, las fuerzas vivas de su espíritu, y con ellas el secreto de sus triunfos y su prosperidad, reproduciendo exactamente el mecanismo de sus instituciones y las formas exteriores de sus costumbres, hace pensar en la ilusión de los principiantes candorosos que se imaginan haberse apoderado del genio del maestro, cuando han copiado las formas de su estilo o sus procedimientos de composición”. Esta advertencia de Rodó cuestionaba la imitación de ciertas formas de gobierno (en concreto, los Estados Unidos: un modelo muy atractivo para las recientes colonias americanas independientes) y delimitaba a su vez los alcances de la admiración.

En efecto, se debe admirar sin imitar; pero Rodó también dice: “Se imita a aquel en cuya superioridad o cuyo prestigio se cree”. De esta “tolerante ambivalencia” surgió una de sus frases más enérgicas en alusión a los Estados Unidos: “los admiro, pero no los quiero”. Podría ser un buen eslogan publicitario aunque solo se trata de una consigna: una auténtica consigna de guerra.

Por supuesto, esta consigna debería ser la consigna de todo principiante en cualquier ámbito artístico, ya que antes del debut oficial —noches de desvelos, noches de sufrimientos (y muchas horas de práctica, la mayoría de las veces con resultados insatisfactorios o inaceptables dentro de sus aspiraciones de grandeza)— debe sortear un riesgo: el deseo vano de ser original, del que habla Rodó. Y al cual alude Rubén Darío en Palabras Liminares: “Yo no tengo literatura ‘mía’ —como lo ha manifestado una magistral autoridad—, para marcar el rumbo de los demás: mi literatura es ‘mía’ en mí; quien siga servilmente mis huellas perderá su tesoro personal y, paje o esclavo, no podrá ocultar sello o librea. Wagner, a Augusta Holmes, su discípula, dijo un día: ‘Lo primero, no imitar a nadie, y sobre todo, a mí’. Gran decir”. Este mismo principio reaparece con ligeras variaciones y de un modo mucho más amplio en Dilucidaciones: “No hay escuelas; hay poetas. El verdadero artista comprende todas las maneras y halla la belleza bajo todas las formas”.

No está mal entonces celebrar el surgimiento de individualidades, de individualidades “con” influencias (reconocidas o no reconocidas por el propio artista), sin incurrir en el desvarío de alcanzar la originalidad: una tarea, como todos sabemos o deberíamos saber, de una futilidad agotadora. Y además un poco patética; a manera de ilustración va la última estrofa de Sinfonía color de fresas con leche (el poema está dedicado “a los colibríes decadentes”), donde José Asunción Silva ironiza: “¡Rítmica reina lírica! Con venusinos/ cantos de sol y rosa, de mirra y laca/ y polícromos cromos de tonos mil,/ estos son los caóticos versos mirrinos,/ esta es la descendencia rubendariaca,/ de la princesa Verde y el paje Abril,/ rubio y sutil!”.

Nunca hay que confundir la admiración con la imitación: los imitadores siempre quedan en evidencia y su fama se desvanece (e incluso algunos mueren en el ascenso a las cimas de la originalidad).

Luis Fernando Charry

Por Luis Fernando Charry

Escritor, periodista y editor

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luis(18551)07 de abril de 2024 - 01:19 p. m.
La originalidad no existe, de acuerdo. E imitar vale solo al principio y para sí, solamente. Como ejercicio. Si persiste, la obra, en cualquier género, es una barrabasada. Gracias.
Gvbnllnh. Bvc. Nm. N jn(98086)07 de abril de 2024 - 08:59 a. m.
Increíble. Y este idiota útil votó por petro. Que táparo. Pero ojo. El repite muy bien. Toda la culpa es del matarife.
Chirri(rv2v4)07 de abril de 2024 - 07:33 a. m.
Tú, Lucho, que te la pasas curucuteando textos literarios, jamás encontrarás nada que me distinga, pues ajá, no tengo tiempo ni dinero para presentar y decir esto es mío; me quedo con lo que leen acá, namá.
Melibea(45338)07 de abril de 2024 - 12:33 a. m.
Nadie en el arte,puede declararse completamente original,pero como usted afirma,una cosa es declarase influenciado y otra ser descaradamente copista.
hernando(26249)06 de abril de 2024 - 08:00 p. m.
Pese a narcicismos, no hay nada nuevo bajo el sol
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