La importancia de los grandes artistas solo se debería juzgar por el tiempo que tardan en ser reconocidos. Francisco de Aldana (Nápoles, 1537-Marruecos, 1578) pasó más de tres siglos en el olvido a pesar de que en algún momento, en otra de esas ironías de la historia, fue alabado por Cervantes y Quevedo. (Esas alabanzas tuvieron sin duda un efecto contraproducente: a los locos y a los poetas, como todo el mundo sabe, nunca les hacen caso). A principios del siglo XX, gracias a la labor de un puñado de críticos, la valía de la obra Aldana al fin se impuso. En síntesis, dejó tres “grandes” poemas, es decir, tres poemas “perfectos”,...

Por Luis Fernando Charry
Escritor, periodista y editor
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