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Grandes pasiones medievales

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Luis Fernando Charry
31 de mayo de 2025 - 05:05 a. m.
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Es posible que el amor haya sido el tema más persistente en la literatura medieval española. Al principio se manifestó en los trovadores y juglares: ante el rechazo de la mujer amada, la insatisfacción se convertía en el principal motivo de inspiración. De eso hay suficientes muestras en las cantigas, donde el amor no correspondido recorre cada composición como un leitmotiv de despecho, de abandono, de locura. Este estado de desmesura emocional se consolida en la ficción, ya que el amor no correspondido se vuelve un intenso pretexto literario a través del cual los personajes pasan de la docilidad al descontrol. ¿Cuántas obras se podrían citar? Muchas, sin duda. Por razones de espacio, solo voy a comentar dos “casos clínicos” que a lo mejor habrían hecho las delicias de Freud.

En Cárcel de amor (1492) de Diego de San Pedro el “amor enfermo” tiene un propósito didáctico. Por eso saltan a la vista los efectos que produce la enfermedad en el cuerpo (la contemplación de la amada es el detonante), cuyo síntoma inicial se presenta cuando la posesión no se consuma. A partir de ahí surge una “cadena lógica” de desequilibrio: el enamorado pierde la razón, actúa sin voluntad y deja que las normas del enajenamiento rijan sus días. Por lo general, no hay salvación: lo inalcanzable (la belleza de la amada es un ideal de la perfección) nunca ha estado al alcance de la mano. Entonces solo se puede anhelar la liberación, o sea, la muerte, en especial la muerte trágica. Si hay amor hay muerte: tal parece ser la consigna de la ficción medieval.

Aparte de una serie de géneros representativos de la época —narración sentimental, poesía amorosa cortesana, comedia humanística—, en La Celestina (1499) de Fernando de Rojas reaparece el viejo motivo de las cantigas. De alguna manera el eco de aquellas historias amorosas marcadas por las frustraciones o la distancia enmarcan la obra. Esta vez, sin embargo, los temas propios de las cantigas se actualizan gracias a la intervención de un tercero, un tercero que no solo funciona como una especie de “puente irónico” en el camino del amor (sin los onerosos favores de la Celestina, Rojas no estaría añadiendo nada nuevo al universo de las narraciones sentimentales de la época), sino también como una figura que vitaliza un elemento, muchas veces abstracto, que se denomina sociedad: con su conducta (ejemplar o reprobable, es lo de menos), la Celestina hace posible el pacto carnal entre dos personajes que pertenecen a distintas clases sociales y se convierte en una especie de “puente irónico” que permite que todos los miembros de una sociedad estratificada —rufianes y nobles, rameras y doncellas— puedan convivir en armonía.

Si bien a primera vista las diferencias sociales imponen ciertas jerarquías, lo cierto es que las pasiones carnales invalidan la estratificación propia de las castas. O para decirlo de un modo un poco más enfático: el sexo es lo único que puede humanizar a toda la sociedad. Así, el amor se confunde a menudo con la lujuria (no está mal que así sea, supongo) y por eso al final el juego se vuelve tan peligroso que termina muchas veces en tragedia.

Luis Fernando Charry

Por Luis Fernando Charry

Escritor, periodista y editor
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Atenas (06773)31 de mayo de 2025 - 04:45 p. m.
Igual impresión tengo yo, Fernando, pues con ocasión de mi residencia en USA, sin desligarme de mí país, y en mi enfermizo afán de lectura si encuentro una particular diferencia, es más frecuente y abundante la literatura romántica hispana q’ la gringa o sajona- no en vano a nuestra lengua se la llama lengua romance-, con una profusión de términos dulces y amorosos hasta hacerse empalagosos; no así aquí donde en ocasiones hay quejas de lo seco de su léxico. Atenas.
  • Gines de Pasamonte(86371)31 de mayo de 2025 - 05:38 p. m.
    Me tocó volver, atenitas, para seguir con la muenda diaria. No olvides la lapidaria frase de Abraham Lincoln: “Mejor es callar y que sospechen de tu poca sabiduría que hablar y eliminar cualquier duda sobre ello”. Por supuesto que esto es inútil contigo viejecito mariposón en virtud de lo brutico que eres. ¡Sorry de nuevo, tontico!
  • Gines de Pasamonte(86371)31 de mayo de 2025 - 05:28 p. m.
    ¡Ay atenitas, atenitas! ¡Qué gazapo conceptual tan gigantesco! Son lenguas romances pues derivan del latín, tontarrón, NADA tiene que ver lo dulce o melifluo imbécil. El latín vulgar fue la lengua que hablaban los romanos, si investigas un poco anciano tontico, la palabra “romance” proviene de la palabra latina “romanicus” que significa “romano”. Cada comentarete tuyo es una metida de pata, atenitas, jajajajaja. Ya sabes, los temas culturales son anatema para ti. ¡Sorry, escudero imbécil!
Mario Giraldo(196)31 de mayo de 2025 - 03:33 p. m.
Me pregunto si estos libros serian clandestinos y posiblemente prohibidos pues en esa epoca del siglo 15 la fe catolica y la sombra de la inquisición era permanente en la sociedad europea. el sexo como expresión del amor era un asunto contrario a las virtudes y por ende mal visto entre personas de bien no casadas. En especial en las mujeres.
JCRR(22499)31 de mayo de 2025 - 02:36 p. m.
¿Por qué llama medievales a un par de obras de finales del siglo XV? ¿No valen, no sólo por fecha sino por contenido, por modernas?
Gabriel Correa(84522)31 de mayo de 2025 - 02:25 p. m.
No queda claro a cuáles “cantigas” se refiere: ¿a las “cantigas de amor” gallegoportuguesas? Si es así, hay un error de apreciación.
Gines de Pasamonte(86371)31 de mayo de 2025 - 11:53 a. m.
Te complemento, Luis Fernando con otra famosísima historia que nos regala Cervantes en el Quijote: la Historia pastoril de Grisóstomo y Marcela, capítulos XIII y XIV de la primera parte; don Quijote y Sancho asisten desde sus cabalgaduras al entierro del infortunado pastor Grisóstomo, quien se suicida pues la pastora Marcela no hizo eco de sus requerimientos amorosos. ¡Vale la penan releer este famosísimo pasaje! ¡Excelente columna!
  • Gines de Pasamonte(86371)31 de mayo de 2025 - 11:52 p. m.
    De acuerdo amigo, Pedro Juan. Habrás leído, supongo, al super culto de atenitas, cultura obtenida de su "enfermizo afan de lectura", jajajajaja. Saludos.
  • Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)31 de mayo de 2025 - 10:31 p. m.
    Gracias, lo tendré en cuenta Gines de Pasamonte para recuperar apartados del Quijote. Al interior del Quijote hay mucho bellos relatos
  • Atenas (06773)31 de mayo de 2025 - 04:13 p. m.
    Irrumpo en carcajadas con las carajadas de Quico bajadas de internet con ese cúmulo de hechos insignificantes q’ desnudan o muestran q’ nada pule en su daticos bajados de la red. Atenas.
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