Parece una insensatez seguir hablando a estas alturas de la obra de ciertos escritores; de ahí que en el fondo de cualquier tentativa resuene, como una señal de alerta, el preventivo dictum de T. S. Eliot en relación con William Shakespeare: cada vez que alguien aspira a decir algo nuevo sobre su obra solo puede aspirar en realidad a equivocarse de una forma nueva. Si se aceptara semejante dictamen, ¿no sería mejor dejar en la paz del sepulcro a los grandes nombres de la literatura? (Por supuesto, responder esta pregunta carece de validez, a menos que la corrección política deba prevalecer). Así, Eliot invoca a Shakespeare....

Por Luis Fernando Charry
Escritor, periodista y editor
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