El Taller del Espacio Público, de la Secretaría Distrital de Planeación, reconoció en oficio dirigido al Instituto Distrital de Recreación y Deporte (2-2011-24844 del 12 de julio de 2011), múltiples inconvenientes del proyecto Parque Bicentenario.
A la funcionaria que dirigía este Taller se le declaró insubsistente, porque éste tenía que ser legitimado a como diera lugar antes del cambio de alcalde. Son tantas las irregularidades que acompañan el proyecto, que se acabó el año y la administración no logró su objetivo, aunque sí avanza ilegalmente en su construcción.
Dice el informe que el Parque Bicentenario está sobredimensionado y las siete conexiones que propone alteran la morfología del Parque de la Independencia. Considera el Taller que estas conexiones generan, además, un impacto negativo en un elemento relevante como es el Kiosco de la luz, único remanente de la celebración del Centenario de la independencia. El Kiosco “…se encajona entre los taludes, lo que hace que pierda su apreciación como hito arquitectónico de gran valor simbólico e histórico en el parque y en el sector”. En cuanto a los índices de ocupación, el documento evidencia que el proyecto sobrepasa los términos establecidos en el artículo 253 del POT, en lo relacionado a zonas duras. Y deja claro que hay taludes de pendientes del 65% y 85%, a todas luces por fuera de cualquier norma.
La revisión de los cortes arquitectónicos suministrados, obliga al Taller a opinar que la altura del gálibo, de 5:10 metros, es superior a la que necesita el paso de los buses articulados de Transmilenio. Y que tal situación genera diferencias de nivel de 2:00 metros de altura aproximadamente, entre el paso peatonal contiguo al Edificio Embajador y al Museo de Arte Moderno y la plataforma Parque Bicentenario. Como consecuencia lógica, se afecta la accesibilidad del peatón y la continuidad visual, separando aún más los dos costados de la Avenida 26 que el Parque Bicentenario se propone unir. El Taller concluye, entonces, que “aumentar la altura por razones simplemente formales del diseño, se considera inconveniente e innecesario”.
Contrasta este estudio esmerado del Taller del Espacio Público de la Secretaría Distrital de Planeación de Bogotá, por el cual perdió el puesto su directora, con la descuidada autorización que otorgó el Ministerio de Cultura al Parque Bicentenario, sin estudio alguno de soporte, y que le valió una demanda a la entidad nacional. Como el director de Patrimonio de Mincultura no hizo la tarea, el funcionario sí permanecerá en su cargo. Extraño país éste en el que vivimos.
María Eugenia Martínez Delgado*
*Ciudades Invisibles