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El obsoleto PIB y la métrica del bienestar

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Clara López Obregón
20 de diciembre de 2021 - 05:10 a. m.
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El cambio climático, la igualdad de género y el concepto de buen vivir están influyendo de manera decisiva sobre el nuevo modelo económico que reemplazará al Consenso de Washington. En marzo de este año, el Comité de Expertos de las Naciones Unidas en Contabilidad Ambiental y Económica (UNCEEA) expidió nuevos estándares para valorar los costos ambientales, el agotamiento de los recursos que ofrece la naturaleza y los impactos globales del cambio climático. Ninguno de estos elementos figura en las mediciones del producto interno bruto (PIB), el indicador de crecimiento económico que hasta hace poco se tenía como medición del bienestar.

Con razón, António Guterres, secretario general de la ONU, resaltó estos nuevos estándares como “un paso histórico hacia la transformación de la forma en que vemos y valoramos la naturaleza”, y agregó que “ya no permitiremos que la destrucción insensata del medio ambiente se considere progreso económico”.

La medición del PIB tampoco valora ni incorpora el trabajo doméstico y del cuidado realizado principalmente por las mujeres. Gracias a la bancada de mujeres del Congreso, la Ley 1413 de 2010 ordena al DANE su medición. Hoy sabemos tres cosas: que ese trabajo no remunerado se puede medir, que representa el 19 % del PIB —una despreciada quinta parte— y que durante los últimos 11 años no se ha avanzado significativamente en el diseño de políticas públicas para remunerar la economía del cuidado ni para incorporarla a las mediciones de bienestar social.

A diferencia de la teoría económica del bienestar —que secuestra el bienestar social para el utilitarismo al establecer su óptima eficiencia (de Pareto) sin atención a la dotación inicial de recursos, es decir, a la desigualdad—, el concepto del buen vivir abarca de manera integral la complejidad de las diversas dimensiones del bienestar individual y social. Es claro que un nivel básico de bienes materiales es necesario para garantizar la alimentación, la salud y el desarrollo de capacidades y potenciales humanos, pero no es menos cierto que el bienestar comprende elementos abstractos como la autonomía, la equidad, la pertenencia a una comunidad (nadie se salva solo) y un sentido de propósito, como lo demuestra un reciente estudio de la Universidad de Cambridge

Si bien celebramos que Naciones Unidas haya hecho avances tan significativos para acercar a los gobiernos a una verdadera valoración de las cuentas ambientales, como lo ordenaba ya al nuestro la Constitución de 1991, el camino para medir las dimensiones de la equidad de género y del buen vivir es urgente cuando el mundo se acerca no solo a la crisis climática, sino a niveles de desigualdad superiores a los existentes en los albores de la Revolución francesa, cuando hizo crisis el régimen de la monarquía absoluta.

El presidente Duque se ufana de que nos acercamos al mayor crecimiento del PIB en los últimos 100 años y muestra con ello lo poco que aprendió en la cumbre ambiental COP26. No es de recibo en el mundo actual seguir consumiendo la naturaleza y desconociendo las desigualdades en nombre del progreso. Un cambio de paradigma ya está en marcha.

Clara López Obregón

Por Clara López Obregón

Excandidata a la Presidencia de la República, exalcaldesa (e) de Bogotá
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HELBERT(40077)21 de diciembre de 2021 - 03:08 a. m.
Con el cambio de indicador no se mejora la realidad. Es una ficción. Lo que toca cambiar es la asignación y eficiencia en el manejar de los recursos públicos y privados.
hernando(26249)20 de diciembre de 2021 - 07:50 p. m.
Hay q complementar el PIB con otros indicadores, no eliminarlo
Hernando(58851)20 de diciembre de 2021 - 07:38 p. m.
Esos "nuevos estándares" deberán estar apalancados con medidas que logren la abstención del daño a la naturaleza, porque con el solo impedimento de la consideración de la destrucción de la naturaleza, como progreso económico, no creo que se logre mayor cosa.
Jim(316q7)20 de diciembre de 2021 - 06:23 p. m.
Hay por lo menos diez mil millones de dolares producto del trafico de la cocaina en la economia nacional, esta cifra no es tomada por el PIB; sumele las cifras del contrabando, la mariguana, el trafico de armas, la trata de personas, etc. Las cifras con las que se toman decisiones macroeconomicas son una burda aproximacion a la realidad economica.
Eduardo(34409)20 de diciembre de 2021 - 05:29 p. m.
Más complicado que la obsolecencia del PIB, es que premios Nobel reconocen que la economía de los países del planeta no crece desde 1973, cuando la OPEP decidió ralentizar la economía mundial y en Colombia se sigue dependiendo del petróleo, basta escuchar a Felipe Bayón y colombia boyante en petróleo.
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