El presidente Iván Duque leyó un discurso en la Cumbre sobre Cambio Climático de Naciones Unidas. Allí, dijo tres cosas que llamaron mi atención.
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El presidente Iván Duque leyó un discurso en la Cumbre sobre Cambio Climático de Naciones Unidas. Allí, dijo tres cosas que llamaron mi atención.
La primera: “Mi país, Colombia, representa tan sólo el 0,4 % de todas las emisiones globales de gases efecto invernadero”. Comparado con los países que producen las mayores emisiones de CO2 como son China, Estados Unidos, India y Rusia, ciertamente nos vemos diminutos y podría deducirse una pequeñísima corresponsabilidad. Sin embargo, el Inventario Departamental de Gases de Efecto Invernadero señala que, “entre 1990 y 2014, Colombia emitió 237 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera cada año”. Las mayores emisiones están en “Antioquia, Meta, Caquetá, Valle del Cauca, Santander, Cundinamarca, Boyacá y Bogotá”, y “las actividades que más gases de efecto invernadero generaron fueron la deforestación y la gestión de las tierras forestales”.
La segunda: “Hace un año, cuando empezó nuestro Gobierno, teníamos apenas el 0,1% de nuestra matriz energética en energías renovables no convencionales. En un año la hemos triplicado y nuestra meta es llegar al 10 % en el año 2022”. Paralelamente, oímos a la ministra de Minas decir que Colombia depende del petróleo y de la minería a gran escala y no nos cuenta cómo es que estamos encaminando la economía hacia las transiciones para aprovechar otros recursos de manera sostenible.
Tampoco nos informa este Gobierno (y los anteriores tampoco) cómo está pensando transformar el sector de transporte público, ni nos dice qué está haciendo para reactivar a la cenicienta de la economía que es el sector agropecuario, ni con qué estrategias está vinculando a la sociedad para lograr cambios culturales que produzcan conciencia sobre cómo también somos parte de la destrucción del planeta.
En entrevista (que recomiendo ver completa) para el portal colombiano SapiensCol, Eduardo Gudynas, miembro del Centro Latinoamericano de Ecología Social, señala: “Frente al Acuerdo de París, Colombia sí está incumpliendo porque sigue dándoles prioridad a las actividades extractivistas. Colombia es un gran emisor por los cambios en el uso de los suelos y deforestación, y la ganadería extensiva con la que deforestan grandes extensiones de tierra y así violan los compromisos de cambios climático”.
La tercera: “Me complace decir con orgullo que a comienzos de este mes, con Brasil, con Perú, con Ecuador, con Bolivia, con Guyana y con Surinam, firmamos el Pacto de Leticia, un pacto para proteger la Amazonia… y, por esa vía, proteger también ese importante patrimonio de la humanidad”. No sé si el presidente Duque no se ha enterado, pero su amigo Jair Bolsonaro cree que la Amazonia pertenece únicamente a Brasil, y va más allá con su locura: “Es una falacia que la Amazonia es patrimonio de la humanidad y es un error, como atestiguan los científicos, decir que nuestros bosques son el pulmón del mundo”.
Bueno, Duque y Bolsonaro coinciden en que no ha habido incendios en la Amazonia, eso dijeron allá en la ONU, a pesar de que el Instituto de Investigaciones Espaciales (Inpe) registra a la fecha “un aumento del 54 % en los incendios en el Amazonas, llegando a 131.600 solo en 2019”, y el Sistema de Información Ambiental Territorial de la Amazonia Colombiana (SIAT-AC) muestra 124 puntos de calor en la Amazonia colombiana.
Menos palabrería, presidente, y más información, coherencia y sabiduría es lo que necesita de sus líderes este mundo que está agonizando. Me pregunto si usted logrará ponerse a tono con el reto.
* Periodista.