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Cirujanos con especializaciones exprés

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Claudia Morales
10 de junio de 2016 - 02:50 a. m.
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Una manera de matar a una mujer también es anulándola, silenciándola invisibilizándola. Eso pasa con casos de mujeres que se atreven a denunciar y que ante la debilidad económica o de carácter, terminan, en muchos casos, arrinconadas por sus parejas, familias, la sociedad y para el caso que expondré, por los cirujanos intocables y los abogados del poder.

Una mujer sufría fuertes dolores de espalda e hizo varias sesiones de fisioterapia pero no le funcionaron. Sus senos eran grandes y el médico de su familia le dijo que esa era la causa y le recomendó hacerse una mamoplastia de reducción. Una amiga le habló de Francisco Sales Puccini; la mujer revisó los antecedentes del médico y todo aparentemente estaba en orden con sus títulos y su reputación.

En julio de 2014 entró a cirugía; al tercer día fue a un control porque su pezón se estaba necrosando. El médico le dijo que si el pezón se caía él se lo tatuaba y todo estaría bien. Milagrosamente una semanas después el pezón evolucionó pero su cicatrización no, y Sales le aseguró que eso ocurría porque “la piel era muy blanca”.

En julio 2015 Sales tuvo que hacerle a la mujer una resección a la cicatriz pero se puso peor que luego de la primera cirugía. Le ordenó usar gelatina sin sabor y tomar Isotretinoína, un medicamento que agrede entre otros órganos el hígado, no deja cicatrizar y potencia síntomas de depresión. Pero eso nunca lo advirtió el gran cirujano.

La herida no cerraba y así duró un mes y medio. El médico hizo una nueva sutura, sin anestesia, pero como no sanaba la explicación fue: “eso no es culpa del sastre sino de la tela”. Ella acudió en abril de este año a otro cirujano que le dijo que como resultado de lo que le habían hecho probablemente no podrá lactar y que las prótesis que le había puesto Sales eran chinas y que tenían una vida útil de tres años. No eran brasileñas y no tenían una vida útil de más de 10 años como había asegurado el súper cirujano.

Fue entonces cuando la mujer descubrió que Sales hizo una especialización exprés de un año con algunos fines de semana presenciales, en la Universidad de Veiga de Almeida en Brasil. Lo peor es que esos títulos son validados en Colombia por el Ministerio de Educación como especializaciones y no como cursos, sin importar el número de personas que han sido víctimas de médicos como Sales, que hoy ya son más de 40 en Colombia.

Ella es Lorena Beltrán, tiene 21 años, sus senos destrozados, miedo e impotencia. ¿Cuál es la situación hoy? Hay un proyecto de ley para regular la práctica de procedimientos quirúrgicos plásticos que hundirán en la Cámara; el médico Sales contrató al abogado Jaime Granados quien calificó como “temerarias” las acusaciones de Lorena y “oscuras” sus intenciones al denunciar; y una ministra de Educación que lo único que ha dicho es que los títulos son legales y que el caso de Lorena fue resultado de un error humano.

Claro que los títulos son legales, existen y el Ministerio los avala. Y son una farsa porque no son comparables con la formación que requiere un médico que se especializa en cirugía estética. Y son un atentado porque con Lorena, hay más de 14 víctimas de Sales y 10 de otros médicos como él, que sufren en sus cuerpos las deformaciones y que tienen la certeza de que ellos saben que amedrentando seguirán ejerciendo sus prácticas. Ellos saben cómo es que pueden silenciar e invisibilizar a una mujer que los denuncia.

@ClaMoralesM

*Subdirectora de La Luciérnaga

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