En su informe “Mapa de librerías Españolas 2022”, la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librerías (CEGAL) encontró que, entre 2019 y 2021, 45 librerías abrieron en España y cerraron 41. Aunque por un pelito es mejor la cifra de aperturas, en la realidad lo que muestra es que el tema está en tablas.
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La Cámara Argentina del Libro (CAL) reportó que en los últimos tres años cerraron varias librerías históricas y a la par aparecieron nuevas editoriales. En ese país el gremio de las librerías ya estaba golpeado antes de la pandemia y lo que produjo esa crisis de salud y de la economía fue un revolcón en las formas de adaptación.
En México, la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) dio noticias alentadoras porque, aunque la pandemia también llevó al cierre de librerías, el primer trimestre del 2022 el mercado del libro tuvo una recuperación de 33,8 % en unidades (libros) y 43 % en facturación, respecto al mismo trimestre de 2021.
El par de CEGAL, CAL y CANIEM en Colombia es la Cámara Colombiana del Libro (CCL), pero su informe más reciente con las estadísticas sobre la cadena del libro es del año 2016, con lo cual, en la práctica, no tiene valor documental. Lo novedoso que ha implementado la CCL es Colombia Lee, un catálogo de la oferta editorial colombiana que incluye, de acuerdo con lo que señala la web, “97 librerías de 31 ciudades del país con 188 puntos de venta al público”.
Dentro de estas cifras, hay que meter en un embudo a las librerías independientes cuya principal característica es que no son parte de una gran cadena de librerías y su objeto social es exclusivamente la venta de libros. La CEGAL, por ejemplo, cataloga a las librerías independientes como aquellas que cuentan con un establecimiento físico y deja por fuera de esa caracterización a las que sólo venden en plataformas electrónicas.
En Colombia, los libros (al igual que otros productos de la cultura) no son bienes esenciales. El Estado mira con un poco de desprecio la cadena del libro y, paralelo a ello, las librerías independientes formalizadas dan batallas transformadoras en beneficio de sus comunidades. No es fácil. En todo el mundo, la industria del libro está afectada por la escasez de papel, los altísimos costos de los fletes y la inflación que ha incrementado en más del 30 % el valor de las materias primas y de producción.
Tener una librería independiente sigue siendo, para mí, un sueño. Me hace feliz haber podido llamarlo Árbol de Libros y volverlo realidad estos últimos cuatro años. Sin embargo, teniendo en cuenta lo que explico en los párrafos anteriores, he decidido hacer una pausa para reencaminar el proyecto hacia algo más amplio culturalmente y en un lugar diferente.
Agradezco a los amigos, clientes, editoriales, distribuidoras, autores, editores y agentes comerciales por haber creído en nosotros y por seguir creyendo en lo que queremos construir hacia adelante.
A Mauricio, mi esposo, mi amor y gratitud por el apoyo incondicional y por haber hecho un trabajo excepcional como administrador de la librería.
Gracias, Luz Ayda Gutiérrez, por la dedicación, la honradez y la amistad.
A los colegas de otras librerías, mi admiración y cariño, y mis deseos por una larga y plena vida leyendo, consintiendo las portadas y los lomos de los libros, creando historias y abrazando a ese público que tanto los necesita.
Las puertas de Árbol de Libros cerrarán el 31 de julio. Sé que el día del regreso podré contar con todos ustedes.
* Periodista. @ClaMoralesM