“Casi 40.000 personas murieron solas en sus casas en Japón en la primera mitad de 2024, según un informe de la policía del país asiático”, señala un artículo publicado en el portal de BBC News el pasado 30 de agosto.
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“De esa cifra, casi 4.000 personas fueron descubiertas más de un mes después de su muerte, y 130 cadáveres pasaron inadvertidos durante más de un año antes de ser encontrados”. El 70 por ciento de estas personas tenía más de 65 años de edad, dato importante porque, según las Naciones Unidas, Japón es el país que tiene la población más envejecida del mundo.
Tal vez ustedes recuerden el caso que ocurrió en 1997 de un japonés de 69 años de edad que vivía solo y sin ningún tipo de relación con familiares, amigos, ni vecinos. El señor murió y veintitrés años estuvo su cuerpo ahí, en el apartamento, sin que nadie lo notara. Él tenía una cuenta bancaria de la que se debitaba automáticamente el arriendo y en 2020, cuando se acabó la plata, fueron a buscarlo y encontraron sus huesos.
Los japoneses llaman Kodokushi a la muerte solitaria y es un fenómeno del que hay reportes desde los años 70 sin que los gobiernos ni la sociedad encuentren soluciones. Las personas viejas mueren aisladas ante la indolencia social y, lo más triste, es que en la medida en que les pasan los años sienten terror por ese final. Es decir, mueren solos y con miedo.
Japón tiene el reto de enfrentar el envejecimiento en su población y la baja tasa de natalidad que en 2022 fue del 6,3 % y el índice de fecundidad (número medio de hijos por mujer) de 1,26. “El hecho de que Japón tenga un índice de fecundidad inferior a 2,1 por mujer supone que no se garantiza una pirámide de población estable”, indica el portal Datosmacro.com.
Podríamos pensar que se trata de un tema lejano porque ocurre en un país que está al otro lado del globo terráqueo, pero la soledad es un estado y un sentimiento más común de lo que muchos se atreven a admitir, y es tan recurrente y grave, y más en los últimos tiempos y especialmente después del COVID, que en noviembre de 2023 la Organización Mundial de la Salud(OMS) la declaró una prioridad sanitaria mundial y creó una nueva Comisión sobre Conexión Social.
La soledad es, según la OMS, una “amenaza urgente para la salud” y “una epidemia mundial” que puede enfrentarse con estrategias que profundicen las conexiones sociales de las personas y con la detección a tiempo de las enfermedades mentales impulsadas por esa situación.
“La desconexión social se ha convertido ahora en un motor clave de la crisis de salud mental más amplia que estamos viendo en este mundo. Aproximadamente mil millones de personas, 1 de cada 8, viven con un problema de salud mental, una cuarta parte de ellos adolescentes”, sostiene el doctor Vivek Murthy, miembro de la Comisión sobre Conexión Social.
Un estudio de la Universidad de New Hampshire publicado en mayo de 2022 asegura que el impacto de la soledad en la salud es de tal alcance que se puede equiparar con fumar hasta 15 cigarrillos al día, y agrega que “el aislamiento social y la soledad pueden acortar la esperanza de vida de una persona hasta en 15 años. Las personas socialmente aisladas o solitarias hacen poco ejercicio y no duermen bien, lo que puede aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular, enfermedad cardíaca y trastornos de salud mental”.
La soledad también está asociada a la hiperconectividad de los jóvenes, pero ese será tema de otra columna.
¿Ustedes se sienten solos a menudo? ¿Les da pena o les parece bien admitir la soledad? ¿Les importa lo que sienten quienes los rodean? ¿Les gusta, les parece importante conversar? Rompe el corazón saber que hay tanto sufrimiento por la soledad. Convirtamos este texto y sus realidades en un llamado para evitar que la gente alrededor muera de y en soledad.