¿Hay algo más clasista que la antipática denominación “gente de bien”? ¿Qué es eso? ¿La gente que reza? ¿La que puede ir a universidades costosísimas? ¿La que gana mucha plata? ¿La que cree que tiene sangre pura? ¿La que crea empresa y piensa que tiene el derecho de insultar a quien no logra lo mismo?
¿Qué se supone, entonces, que son las personas que no clasifican en esa descripción distorsionada en la que supuestamente encaja la “gente de bien”?
La Conquista y la Colonia nos dan los elementos para saber a través de quiénes se enquistaron en nuestra tierra la segregación y la humillación como práctica para marginar por raza, credo...
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