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No fueron a Tumaco, vengan al Quindío

Claudia Morales

27 de abril de 2018 - 01:05 a. m.

En mi columna pasada, “Candidatos, los invito a Nariño”, expuse una serie de realidades del departamento con el fin de seducir a los candidatos a la Presidencia de la República para que aceptaran una invitación a debatir sobre las urgencias de la región. El debate era ayer 26 de abril en Tumaco, pero ninguno fue. 

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El encuentro tenía algo maravilloso: surgió como iniciativa de jóvenes de varios departamentos que conocen Nariño y que están interesados en el futuro del país. Los encargados de las agendas de Vargas Lleras, De la Calle, Fajardo y Petro explicaron los compromisos ya adquiridos y se excusaron, y de las campañas de Duque y Morales no hubo una respuesta.

Justo hoy que publico este texto y a partir de las ocho de la mañana, en Tumaco se llevará a cabo la “Gran marcha pacífica por la paz, la vida y la justicia”. El motivo lo conocemos de sobra, nos duele y lo expresa el hashtag que circula en las redes sociales: #TumacoNoAguantaMás. Ante eso no queda más que esperar que el que gane no sea un presidente igual a los que hemos tenido y que han despreciado el enorme potencial de esa zona del sur de Colombia.

Ahora quiero llamar la atención sobre el Quindío. Este departamento también atraviesa una situación política, medioambiental y social que requiere la atención de quienes pretenden ocupar la silla de la Presidencia. El gobernador, Carlos Eduardo Osorio, lo resume así para esta columna: “El Quindío está llamado a ser la conciencia ecológica del país. Requerimos una política regional para defender los páramos porque de allí se surten de agua más de dos millones de personas. Necesitamos descontaminar los ríos, desarrollar el tratamiento de residuos”.

Esta semana fue publicado el “Plan Nacional de Manejo de Aguas Residuales Municipales” de los ministerios de Vivienda y Ambiente, y entre las aguas más contaminadas de Colombia está la cuenca de los ríos Quindío y La Vieja. “La calidad de las aguas de estos ríos ha sido alterada con contaminantes agroindustriales y aguas servidas”, dice el informe. Esas son las que llegan a los 12 municipios del departamento.

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El gobernador también pone el foco en el campo: “Son imprescindibles acciones para ayudar a los campesinos. Las vías terciarias se están convirtiendo en una especie de impuesto, porque sacar los productos les significa una cantidad de dinero que no tendrían que pagar si la infraestructura estuviera en buenas condiciones”. Y ocurre algo absurdo. Los campesinos pagan por el alumbrado público cuando sabemos que en muchas veredas son velas y lámparas de gas las que les dan luz.

El pasado 5 de enero escribí “Un llamado desde el Quindío” y cité los problemas de transporte aéreo, la frustración con la obra del túnel de La Línea, los indicadores de desempleo, de embarazos en adolescentes y del consumo de sustancias psicoactivas. Mencioné la carencia de un liderazgo político y empresarial y hoy añado las prácticas cuestionadas de funcionarios, varios patrocinados por César Gaviria, Germán Vargas y Álvaro Uribe, y que tienen a la región con una imagen indeseable.

La Cámara de Comercio de Armenia y del Quindío les envió hace dos semanas las invitaciones para hacer un debate el 10 de mayo. A esta región no le fallen, por favor. Está bien que saquen pecho por sus admiradores y cuadros políticos en el departamento, pero lo verdaderamente coherente sería aceptar el encuentro y venir a debatir.

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No quiero pensar que Tumaco y el Quindío no son de interés porque no representan un caudal electoral como el de regiones donde el poder de las maquinarias es más efectivo.

* Periodista.

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@ClaMoralesM

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