El Parlamento en Francia votó esta semana a favor de modificar la Constitución de 1958 para consagrar la libertad garantizada de las mujeres a abortar. Los legisladores de ambas cámaras votaron 780 a favor de la medida y 72 en contra. Esa decisión tuvo origen en el anuncio de la Corte Suprema de Estados Unidos, en 2022, de anular el caso Roe vs. Wade. Con ella, Francia se convirtió en el primer país del mundo en consagrar el derecho al aborto en su Constitución.
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Hubo celebraciones entre quienes ven el aborto desde una perspectiva de derechos, de salud pública y del empoderamiento de las mujeres y también hubo expresiones de rechazo desde colectivos conservadores y del Vaticano, que señaló en un comunicado: “No puede haber ‘derecho’ a quitar una vida humana”.
Vale, entonces, atar la votación francesa a la reciente publicación de dos libros. El primero, Conversaciones fuera de la catedral, de la periodista Laila Abu Shihab, Ana Cristina González Vélez, doctora en Bioética, Ética Aplicada y Salud Colectiva, y la psicóloga Cristina Villarreal Velásquez. Este es un relato que hace memoria sobre la lucha a favor del aborto que comenzó en los años setenta y el más reciente logro ocurrido el 21 de febrero de 2022, cuando la Corte Constitucional de Colombia falló a favor de las personas que deseen interrumpir voluntariamente su embarazo (sin importar el motivo) durante las primeras 24 semanas de gestación.
El libro presenta investigaciones hechas por especialistas e instituciones académicas sobre el daño en la salud mental que sufren las mujeres por el hecho de ser madres sin desearlo; la caracterización demográfica de las mujeres que abortan (de todos los estratos, con hijos, sin ellos, solteras y casadas) y cita casos como el de Martha Solay González, de 34 años, con tres hijas pequeñas y a quien, en 2005, estando embarazada de su cuarta hija, le descubrieron un cáncer de cuello uterino. Ella solicitó el aborto porque no podía hacerse el tratamiento de quimioterapia y radioterapia para curarse mientras estaba gestando, pero se lo negaron con el argumento de que era un delito. La cuarta hija nació, el cáncer hizo metástasis y Martha murió el 11 de junio de 2007 dejando así a sus cuatro niñas solas.
El otro caso fue el de la niña de 11 años que tenía siete semanas de embarazo producto de la violación de su padrastro. Ella y su familia solicitaron el aborto cuando aún no había sido publicada la sentencia de la Corte que lo despenalizó en tres casos puntuales y la reacción de los fanáticos religiosos fue exigirle a la menor que fuera madre. Gracias a una tutela, a la niña se lo practicaron.
El segundo libro es Como de aire, de la bailarina y escritora italiana Ada D’Adamo, y es el testimonio que ella escribió de su hija Daria y de la holoprosencefalia con la que nació. En una carta que publicó en el diario La Repubblica en febrero de 2008, Ada le contó al mundo que Daria nació así en 2006 porque un “‘muy buen médico’ fue incapaz de interpretar en una ecografía que mi hija nacería con una grave malformación cerebral”.
“Yo adoro a mi maravillosa hija imperfecta. Pero si aquel día yo hubiese podido elegir, me habría inclinado por el aborto terapéutico”, confesó Ada y agregó: “Que la Iglesia, la política y la medicina dejen de mirar a las mujeres como putas que no ven la hora de matar a sus hijos. El aborto es una decisión dolorosa, pero es una decisión que debe garantizarse”. Ada murió el año pasado como consecuencia de un cáncer.
Cierro con Lucía Beltrán, citada en Conversaciones fuera de la catedral y quien, con su barriga enorme por un embarazo deseado, condición que nunca le impidió entender las razones a favor del aborto, cantó en 2021 frente a la Corte Constitucional “…el aborto voluntario no nos hace criminales, verdaderos criminales quienes violan las libertades”.
@ClaMoralesM