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Ser mamá

Claudia Morales
27 de agosto de 2021 - 05:30 a. m.

El pasado 4 de junio publiqué en este periódico una columna que titulé “Las mamás también son así”, inspirada en las mujeres de la primera línea durante el paro nacional que se destacaron por su valentía y solidaridad.

En la columna también me referí a la figura materna representada en tres novelas: aquella mujer depresiva que no quería ser mamá en Los abismos, de Pilar Quintana; la mamá adoptiva que pierde a su hijo en medio de un hecho de violencia en la novela Esta herida llena de peces, de Lorena Salazar, y la mamá que hirió a su hijo con la ausencia y el desprecio en el bellísimo libro El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, de Tatiana Tibuleac.

Cuando leí esas novelas y al escribir ese texto pensé en si me afectaba o no desde lo personal la construcción de esos personajes convertidos en mujeres que sufren por sus limitaciones y miedos, y que desde donde pueden intentan ser y hacer lo mejor por sus hijos, así sea ya muy tarde, como en la historia de Tibuleac.

Mi hija cumple hoy 12 años y podría decir que llevo el mismo tiempo siendo mamá. Y no: creo que lo soy desde que decidí que quería vivir esa experiencia con el hombre que hoy me sigue acompañando y con mayor convicción desde el instante en que supe que podría gestar un bebé. Ser mamá por mi libre determinación y en el momento preciso en el que lo quise ha sido mi mayor privilegio, la responsabilidad más seria que he asumido, un reto tenaz y la alegría más duradera.

¿He idealizado ese rol? Por supuesto que no, además jugamos ese papel en medio de la ideología patriarcal que anula todo lo femenino. En ese sentido, adhiero a lo que piensa y sobre lo que escribe la autora caleña Pilar Quintana: nos acostumbraron a fantasear con el rol de la maternidad y lejos está esto de ser un mar de colores pastel.

Doy un ejemplo: mi mamá murió de cáncer cuando mi hija había cumplido cuatro meses de nacida y los sueños de criarla con su guía no sólo se truncaron, sino que, desde su muerte y hasta que pasé la etapa del duelo por ella y otros que estaban pendientes, esa tarea fue solitaria y profundamente triste. Hubo un tiempo en el que yo no quería vivir. Me culpé por eso hasta que con la ayuda de mi sicóloga y de mi esposo acepté que ser mamá también es entender esas emociones, hablarlas y superarlas.

Eso me sirvió para comunicarme con mi hija siempre con franqueza para que tenga claro esto: me reconozco como una mamá imperfecta y como una persona inconforme con mucho de lo que me rodea. A la par con eso, en el camino del aprendizaje las lecciones más bellas las sigo teniendo de ella. Verla crecer me produce ternura y a veces, al reconocer el país en el que vivimos, también siento terror. ¿Qué opciones tengo? Preguntar, leer más y ampliar mi mundo para abrirle su mente y enseñarle que la primera huella en la vida que ya está construyendo se marca desde la condición humana que la hace quererse, respetar a su prójimo y a todo su entorno.

Le entregaré a Isabela esta columna como parte de mi regalo de cumpleaños acompañada de varias promesas: nunca creeré que lo sé todo desde mi rol como mamá, no la contaminaré con mis miedos, le haré ver sus errores sin juzgar, respetaré sus creencias, ayudaré con amplitud en la formación de su criterio, mi mano estará ahí para que se levante cuando se frustre y mi corazón estará dispuesto para celebrar sus logros.

Ser mamá es el remolino más bravo en el que me he metido. Seguro seguiré cometiendo errores, me dolerá, reiré y, ante todo, nunca dejaré de agradecer al universo por dejarme escoger y ser.

@ClaMoralesM

* Periodista.

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Juan(82042)27 de agosto de 2021 - 11:26 p. m.
Ud, es buena. Pero siempre carga un fardo, se quedó con el pecado y sin el género. De verdad se parece mucho a otro ilustre como ud, Abdon Espinoza Valderrama, q pierda en el zapato.
hherazo(17088)01 de septiembre de 2021 - 01:36 a. m.
Bella columna, nada como historia bonitas cotidianas de amor en las familias, para desarmar nuestros corazones.
CAMILITO(7137)29 de agosto de 2021 - 12:46 a. m.
Hermosa columna. Expresa profunda humanidad que conmueve gratamente al leer estas líneas.
Pablo(88449)28 de agosto de 2021 - 10:43 p. m.
Que maravilla que la mitad de las mujeres colombianas tuvieran ese ideario de ser mamá. Maravillosa columna paisana Claudia, congratulaciones.
Adela(76185)28 de agosto de 2021 - 07:14 p. m.
Qué espectacular columna
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