Esta escena seguramente les parecerá común: un grupo de personas llegan a una reunión o fiesta y los anfitriones ofrecen algunas opciones de licor. Uno de los invitados pide agua o jugo y, enseguida, recibe miradas de sorpresa y preguntas tipo “¿cómo así? ¿Te pasa algo? ¿Estás tomando algún medicamento?”, y no falta quien insiste con un “dale, aunque sea una sola copa”. El ejemplo aplica para entornos de adultos y de menores de edad.
No beber licor es para los aburridos o para los exalcohólicos (¿se puede ser exalcohólico?). Para las sociedades del mundo, el licor es el camino para ser parte de una manada, para desinhibirse, ser...
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