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Gaza y la hora de la humanidad

Columnista invitada y Rosa Yolanda Villavicencio Mapy

27 de septiembre de 2025 - 12:00 a. m.
“Dirán que las palabras del presidente son provocadoras. No lo son. Son la verdad: nombrar el genocidio”: canciller Yolanda Villavicencio
Foto: Presidencia

El presidente Gustavo Petro, al dirigirse a la Alianza de Civilizaciones de Naciones Unidas (UNAOC) en Nueva York, habló con urgencia y convicción, presentando una propuesta audaz: convocar a una gran asamblea de pueblos y civilizaciones y –usando el mecanismo de Uniting for Peace– aprobar el despliegue de una fuerza multinacional de mantenimiento de paz para detener el genocidio en Gaza.

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Gaza se ha convertido en la medida de nuestra humanidad. En su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, recordó que más de 220.000 palestinos han sido asesinados o heridos, la mayoría mujeres, niños y ancianos. Ocho de cada diez hogares, escuelas, hospitales, mezquitas e iglesias están en ruinas. El hambre se ha usado como arma. Una tragedia que desgarra la conciencia del mundo.

Tanto el presidente Petro como Abbas coincidieron en un punto esencial: la diplomacia ha fracasado. Más de mil resoluciones de la ONU en favor de Palestina siguen sin aplicarse. El veto en el Consejo de Seguridad bloquea incluso lo más básico: detener la matanza. Y cuando la diplomacia se agota, lo que sigue es la guerra.

Por eso, el presidente Petro planteó dos caminos complementarios. El primero: dar un paso histórico hacia una asamblea de pueblos y civilizaciones –más amplia y representativa que la ONU, que habla por los Estados– que refleje la diversidad de la humanidad y su poder democrático. La idea es clara: si los gobiernos se paralizan, que sean los pueblos quienes tomen decisiones frente a los desafíos existenciales de la humanidad. El segundo: activar el mecanismo Uniting for Peace, para que la Asamblea General, con el voto de dos tercios de los Estados miembros, autorice la conformación de una fuerza multinacional de mantenimiento de paz.

Para Colombia, este debate no es ajeno. Nuestra política exterior está anclada en la vida. Desde la crisis climática hasta la lucha contra la desigualdad, sostenemos que la paz no puede sobrevivir si se permiten crecer las raíces de la violencia. Lo que está en juego en Gaza no es solo la supervivencia de un pueblo, sino de la humanidad misma.

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Algunos dirán que las palabras del presidente son provocadoras. No lo son. Son la verdad. Nombrar el genocidio no es antisemitismo. Llamar a la paz no es extremismo. Defender la vida no es ingenuidad.

Colombia está del lado de quienes creen que otro mundo es posible. Por eso sumamos nuestra voz a la exigencia de un alto al fuego permanente, de acceso humanitario, del reconocimiento de Palestina y de la construcción de una paz justa y duradera.

La elección es clara: o permitimos que prevalezca la indiferencia, o actuamos juntos como humanidad. Colombia ya ha tomado su decisión.

*Rosa Yolanda Villavicencio Mapy es la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia.

Por Rosa Yolanda Villavicencio Mapy

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