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Naufragio

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Columnista invitada: Marty Mazhari
22 de septiembre de 2025 - 05:05 a. m.
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A los tres años del asesinato de Mahsa Amini, el cubrimiento mediático sobre la república islámica va hoy en otra dirección: la reunión con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) en El Cairo el 9 de septiembre y el asomo de nuevas sanciones en vísperas de la Asamblea General de la ONU marcan el retorno de la diplomacia nuclear mientras siguen sin resolverse las angustias y carencias de la población iraní en términos de necesidades básicas, de derechos y de lucha contra el régimen, subrayando la brecha entre las perspectivas geopolíticas y las prioridades locales. El fracaso del binomio Trump — Netanyahu al intentar apropiarse del lema #FreeIran y fusionar contención nuclear con regime change para justificar su “guerra de los 12 días” —una calculada distracción ante las protestas contra el gobierno de Israel y el genocidio en Palestina— evidenció esta tensión. La oposición iraní al régimen, enfocada, denunció la agresión unilateral y, simultáneamente, la manipulación retórica de ambos frentes. ¡Cuánta distancia entre los supuestos “líderes” y el corazón de las naciones!

Son tiempos para abordar #FREEIRAN y agradecer a las mujeres de ZAN, ZENDEGUI, AZADI, Mujer, Vida, Libertad. A todos los que dieron su vida, e igualmente a todos, todas, quienes siguen en la lucha, en las calles, desde sus casas o desde el confinamiento solitario de sus celdas. Recordemos cómo inundaron el espacio público y enfrentaron a la “policía de la moral” y a la “guardia revolucionaria” desde el 17 de septiembre de 2022, cuando se conoció el asesinato de Jina Mahsa Amini. La “policía de la moral” se había llevado a la joven kurda por unas mechas de pelo salidas del velo. La “guardia” paramilitar que golpea, dispara, envenena, secuestra, viola, tortura y mata. Se desataron manifestaciones multitudinarias y surgió un simbolismo épico que se volvió viral, tomándose tanto el espacio público como el activismo digital: las mujeres de cabellera al viento, incendiando el jiyab, o cortándose el pelo de un tajo desesperanzado y provocador. Las colegialas descolgando, pisoteando y quemando el retrato de los ayatolás. La irreverencia de los jóvenes tumbando de sopetón los turbantes de los clérigos, en el andén, en el parque, en el metro… Y los gestos tan cotidianos como subversivos, que una vez aprendidos, no se pueden desaprender: hoy, la generación Mahsa Amini sigue experimentando la melena al aire, bailando, cantando, amando. La desobediencia civil y la insurgencia política se han convertido en el modus operandi a pesar de los riesgos de un sistema que, este año no más, deja cerca de 1.000 ejecuciones sumarias.

Una espada cuelga sobre cada cabeza en Irán. Todos comparten diversos grados de sumisión, simbólica y fáctica, que revelan un verdadero terrorismo de Estado.

La lucha no tiene género, ni los cientos de muertos en las protestas, ni los miles de prisioneros políticos. Pero la insurgencia de 2022 se concibe como revolución feminista, encabezada por las mujeres, por ser ellas quienes llevan el peso y el símbolo mismo de la opresión, y por tanto, también, la bandera del cambio. La Nobel de Paz iraní del 2023, Narges Mohammadi, explica la imposición del jiyab como supresión misma de las voluntades de la gente. Al subyugar a la mitad de la población con su porte obligatorio y con las limitaciones de sus derechos, la dominación fluye por las arterias y “corre por las venas de la sociedad entera, en cada ciudad y cada pueblo, en el trabajo, en la universidad y en las instituciones” para controlar a la totalidad de la misma. Un trozo de tela que han volcado ahora las mujeres a su favor como instrumento contra el autoritarismo.

También son tiempos para balances: ZAN, ZENDEGUI, AZADI tomó vuelo de la mano de la diáspora iraní y la solidaridad llenó las capitales del mundo con los carteles de “WOMEN, LIFE, FREEDOM”. Las oenegés emitieron alertas, algunos líderes mundiales se pronunciaron. Discursos van, discursos vienen. Mas no impidieron el cuarto de hora del presidente Ebrahim Raisi, “el carnicero de Teherán”, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas — mientras ese septiembre de 2023 en el país se sumaban 600 mujeres detenidas. No cesaron los intercambios de prisioneros. El más ruidoso fue la liberación de americanos respaldada por el desbloqueo de 6 mil millones de dólares, activos de petróleo iraní congelados en Corea del Sur. Y más temprano que tarde, reanudarían las negociaciones nucleares.

Esperamos más, durante largos meses, de la comunidad internacional. Un respaldo real, un mínimo de aislamiento diplomático.

Cuánto ha cambiado el mundo desde entonces. Otros naufragios llenan los mares de sangre. Cuando la responsabilidad del gobierno islámico por los crímenes vinculados a las protestas quedó consignada por la Comisión de Investigación especial de la ONU, cayó en saco roto. El mundo ya había caído en el silencio. Desde luego, así mismo las decisiones de la Corte Penal Internacional con la orden de arresto a la cúpula del extremismo israelí: un saludo a la bandera de cierto fantasma institucional. El genocidio en Gaza es un golpe de realismo político que ha sacudido todas nuestras expectativas, todas nuestras fibras humanistas. La impunidad y la impotencia tienen hoy otro calibre. Con 70.000 víctimas mortales, mal contadas, nos ha enseñado a descreer a escala planetaria.

En medio de este océano de sangre palestina, la propaganda del binomio Trump — Netanyahu al atacar a Irán no engañó a nadie y ofendió la ética y la inteligencia. La oposición iraní está más allá de los re-alineamientos en torno a un gobierno ilegítimo, pero no nació ayer. Su sentir nacional viene de una tradición milenaria y una larga lucha libertaria. A muchos les es indiferente la suerte nuclear, pero seguirán condenando cualquier incursión bélica. No perdonan las muertes civiles, el bombardeo de la emblemática cárcel de Evin que puso en riesgo a miles de prisioneros políticos, ni el consecuente envalentonamiento represivo del régimen.

Ahora, la luz verde del Consejo de Seguridad de la ONU a unas eventuales sanciones suscitó el anuncio por Teherán de la suspensión total de la cooperación recién reanudada con la AIEA. Las partes han tomado sus posiciones en vísperas de la Asamblea General de la ONU. El historial de estas sanciones ha sido bajo en efectividad y alto en detrimentos para la población, que paga los platos rotos mientras las mafias del poder gubernamental se llenan los bolsillos. En el paraíso de la relatividad del naufragio planetario, no hay acuerdo, doctrinas, normas, ni negociaciones que valgan. Cualquier cosa puede suceder. Pero posicionando así a la República Islámica, con un enfoque exclusivamente nuclear, así sea como el enemigo común, el “rogue State” por excelencia, nos alejamos del aislamiento diplomático por el que se ha suplicado. Cualquier negociación es legitimación; dejando a la deriva… el cambio de régimen.

* El tsunami de realismo político que nos está llevando al naufragio de la dignidad humana y de las democracias trae también, sin embargo, las flotillas. Es en el naufragio que veremos, quizá, que la causa libertaria y humanitaria es una sola

Por Marty Mazhari

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Atenas (06773)22 de septiembre de 2025 - 02:54 p. m.
Espeluznante es la tragedia q’ padecen todas mujeres dentro de la cultura musulmana y con mayor énfasis en la teocracia iraní; más las tienen, parece, pa el desfogue sexual de los machos cabrios q’ son los musulmanes y pa la reproducción. Y reprendidas son por el más mínimo motivo q’, en su juicio, vaya contra la ley Sharia, como ese, el de unos simples flecos de cabello al aire q’ condujo a la muerte de tan inocente jovencita.¿Y así, cómo no apoyar a USA e Israel en lo q’ sea? Atenas.
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