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Ni desacoplamiento ni “reshoring”. China apuesta a la reconfiguración comercial

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Columnista invitada: Juana Gabriela Melo Cajamarca
15 de enero de 2025 - 01:51 a. m.
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Desde hace años Estados Unidos promueve el “reshoring”, definido como la estrategia para repatriar la producción manufacturera, en especial la que se fue hacia China desde 1980. Así ha sido desde la primera presidencia de Donald Trump, que continuó con Joseph Biden y es evidente que seguirá en el segundo mandato MAGA. Sin embargo, la evidencia muestra que, aun cuando algo de relocalización sucede, el déficit comercial de Estados Unidos no se ha corregido porque se está dando una reconfiguración del comercio mundial en la que China fortalece sus intercambios económicos con Asia, África y América Latina.

El año 2000 marcó el inicio de la hiperglobalización, cuando el comercio internacional de bienes y servicios representó el 29 % del PIB mundial. El ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, consolidó su posición como un actor fundamental en el comercio internacional y la importancia que le daría a la formación de bloques comerciales.

Estados Unidos, por su parte, ya tenía un importante déficit comercial, impulsado por una fuerte demanda interna y la apreciación del dólar. China, por la suya, se posicionaba como una sólida economía internacional tanto por sus exportaciones como por sus importaciones. Por eso, si bien para el 2000 el déficit de Estados Unidos con China ascendía a 83.833 millones de dólares, China tenía un déficit de 11.915 millones de dólares con países como Corea del Sur, la Federación de Rusia, Malasia y Tailandia, entre otros.

Mientras en 2010 el comercio mundial se recuperaba de la crisis financiera de 2008, el crecimiento de las exportaciones mundiales de bienes y servicios tuvo un ritmo más acelerado que el del PIB mundial, lo que elevó la relación comercio mundial-PIB. China siguió fortaleciendo sus vínculos comerciales con el Sudeste Asiático, consolidándose como centro manufacturero global. Para ese año, el déficit de Estados Unidos con China incrementó un 2.192 % con respecto al año 2000, y le seguían en cifras menores Japón, Canadá, Alemania y México.

En 2019, la revolución digital impulsó la integración económica facilitando el comercio de servicios. A pesar de la desaceleración del comercio por las tensiones geopolíticas, el déficit norteamericano con China subió un 25 % con relación al 2010. Para el año 2019, entre los principales exportadores a Estados Unidos empezó a aparecer Vietnam, con quien tuvo un déficit de 58.502 millones de dólares. Paralelamente, China tuvo déficits comerciales importantes con Brasil, Arabia Saudita, Angola, Irak y Chile, lo que demuestra la reconfiguración de sus principales socios comerciales después de Estados Unidos, para enfocarse en países de Asia y Latinoamérica.

En 2023, la guerra en Ucrania, las tensiones geopolíticas y el aumento del proteccionismo aceleraron la reconfiguración del comercio mundial. La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos chinos redujo el déficit con China en un 18 %. Sin embargo, el déficit total global de Estados Unidos no se redujo; la evidencia muestra lo contrario, un incremento como resultado de mayores importaciones desde otros países en relación con 2019. El déficit norteamericano creció con México en 46 %, con Vietnam 79 % y con Canadá 87 %. Este fenómeno evidencia que la deslocalización de la producción no se traduce necesariamente en un traslado de las industrias de regreso a Estados Unidos, como era el objetivo retórico de la campaña presidencial norteamericana de 2016.

En 2018, las tensiones comerciales entre China y los Estados Unidos provocaron una espiral de aumentos de los aranceles que, en el caso de Estados Unidos, tuvieron un promedio de 19,3 % a las importaciones desde China: mientras tanto, China impuso tasas que promediaron el del 21,1 % a las norteamericanas. Es cierto que estas tarifas afectaron el comercio bilateral, pero también es verdad que el déficit comercial general estadounidense no se corrigió, sino que el que tenía con China se desplazó a otros países.

La reconfiguración es lo que explica que, entre 2019 y 2023, el peso de China en el déficit comercial total de Estados Unidos haya pasado de 41 % al 26 % y que en ese mismo periodo el de Vietnam haya pasado del 7 % al 10 %, el de México del 12 % al 14 %, el de Canadá del 3 % al 6 %, el de Corea del Sur del 2 % al 5 %, y el de India del 3 % al 4 %. De forma paralela, hay un crecimiento de las exportaciones de China a países que a su vez han incrementado sus exportaciones a Estados Unidos, como Japón, Corea del Sur, Vietnam, India, y México. Esta reconfiguración es el resultado de que China represente el 30 % de la manufactura global. Cinco de los más grandes exportadores hacia Estados Unidos son a la vez grandes importadores desde China.

China ha optimizado su comercio con el Sudeste Asiático, su influencia en la región y su posición en las cadenas de valor globales son más sólidas. Algo similar pasa con Latinoamérica, donde el 94 % de los 33 países que componen la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -CELAC- tuvieron a China como su principal socio comercial durante el 2023, en especial Brasil y Chile. Esta dinámica no es un evento aislado, es una tendencia que viene desde el año 2000, cuando el intercambio comercial entre China y la CELAC representó el 2,6 % del valor total de exportaciones e importaciones de China, cifra que pasó a ser el 8,2 % en el año 2023. Latinoamérica y el Caribe triplicaron su peso en el comercio chino en ese periodo.

A medida que el comercio internacional evoluciona, la relación de América Latina con China se convierte en un factor crucial para su desarrollo económico. La oportunidad que representa China es significativa, ya que su papel como principal socio comercial de la región está en constante crecimiento, lo que subraya la importancia de fortalecer estos lazos. La clave para América Latina radica en su habilidad para colaborar con China y otros actores globales, buscando no solo beneficiarse de las oportunidades comerciales, sino también contribuir a un sistema comercial más equilibrado y sostenible.

Por Juana Gabriela Melo Cajamarca

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