En tiempos de miedo e indignación, nuestro país necesita liderazgos que inspiren esperanza, convoquen a construir juntos y usen su voz para movilizar alrededor de sueños compartidos.
Según Lideroscopio, el estudio más amplio sobre liderazgo realizado en el país, el principal pedido que hacen los colombianos a sus líderes es “inspiración”. Sin embargo, al leer las noticias o los comentarios en varios de los grupos de los que hago parte, parece que el miedo, la rabia, la indignación y la impotencia se hubieran tomado tanto la agenda nacional, como nuestras conversaciones cotidianas.
Sí, vivimos momentos retadores y preocupantes. Cada día encontramos nuevas razones para sentir indignación o miedo. Hay días en que esas emociones amenazan con desbordarnos, nublando nuestra capacidad para mirar hacia adelante, confiar y construir. Pero quienes ejercemos roles de liderazgo tenemos un desafío inmenso: reorientar la energía de un país extraordinario hacia el futuro, dejando atrás el espejo retrovisor que nos ata al pasado o las noticias de último minuto que nos hacen perder el foco.
La dinámica política —en Colombia y en el mundo— nos ha hecho creer que el miedo o la rabia son las únicas emociones capaces de movilizar a las personas. Hemos olvidado que el verdadero rol del liderazgo es sumar y movilizar alrededor de sueños y visiones compartidas, y que la esperanza, la confianza y el amor pueden ser fuerzas mucho más transformadoras que la indignación.
Esto no significa ignorar los problemas, ni callar ante lo inaceptable. Significa usar nuestra voz con propósito: para denunciar, sí, pero también para inspirar, convocar y recordar de lo que somos capaces. Colombia necesita historias que despierten orgullo, que unan, que nos inviten a dar lo mejor de nosotros. Necesitamos construir visiones de futuro que nos ayuden a identificar esos puntos esenciales en los que sí estamos de acuerdo.
Y quienes tenemos influencia debemos usarla para cambiar la narrativa, para amplificar preguntas como:
¿Cuál es el futuro que queremos construir?
¿Cuál puede ser el aporte de cada uno?
Los resultados de Lideroscopio son contundentes: Colombia debe construir sobre lo construido, con una mirada clara hacia el futuro. Necesitamos líderes que sepan aprovechar la resiliencia y el empoderamiento de nuestra gente para invitarnos a crear juntos nuevas realidades, y a unirnos alrededor de lo que más importa: cuidar a Colombia, una invitación poderosa que dio vida a un movimiento recientemente lanzado en Medellín.
Mi compromiso personal
• Poner mi voz, porque el silencio no es una opción.
• Ser cuidadosa con mis palabras, buscando siempre construir y enriquecer la historia que nos contamos.
• No dejar que el miedo ni la indignación sean el filtro con el que miro a Colombia.
• Seguir soñando, e invitar a otros a hacerlo.
• Construir con otros historias que inspiren, y seguir conectando y fortaleciendo líderes para que comunidades como Origen y 1.000 Líderes por Colombia sigan creciendo y demostrando que sí es posible transformar desde el liderazgo colectivo.
* Presidente ejecutiva de Origen Red de Liderazgo.