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¡Adiós a Jorge Yarce! ¡A Dios!


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Columnista invitado EE: Jorge Emilio Sierra
21 de julio de 2024 - 05:05 a. m.
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La muerte de Jorge Yarce, que acaba de ocurrir, me duele en el alma.

Le conocí cuando él era director de Colprensa en Bogotá, adonde yo recién había llegado (a comienzos de los años 80), proveniente de La Patria de Manizales, para encargarme allí de la redacción política, junto al veterano periodista Óscar Domínguez.

En aquel entonces, Yarce también era, con Jaime Sanín Echeverri, director de la revista Arco, a la que poco tardó en invitarme para ser su colaborador, más aún cuando empecé a cursar estudios de Ciencia Política en la Universidad Javeriana. Por desgracia, no pude atender tan generosa oferta, debido a mis compromisos académicos.

Eso no impidió, sin embargo, que tuviera pleno respaldo suyo en dicha agencia de noticias, más aún cuando llegué a hacer graves denuncias sobre la presencia del narcotráfico (léase: Pablo Escobar y el Cartel de Medellín) en la política colombiana.

En aquel momento, terminó asumiendo conmigo los riesgos del caso, tanto como su jefe de redacción en Colprensa, Orlando Cadavid Correa, quien tampoco ahora nos acompaña.

Fue una prueba de fuego donde, en abierta lucha contra la corrupción, nos mostró su recio carácter, para bien del país.

Luego, cuando asumí, en 1995, la dirección de La República, se fortaleció nuestra amistad. Nos hicimos, pues, grandes amigos, aunque nuestra relación fue más la del discípulo -yo, claro- con su maestro.

Era un maestro, sí, por su vasta formación intelectual, con un par de doctorados en filosofía a cuestas, obtenidos en prestigiosas universidades europeas, y por su dimensión espiritual, a todas luces ejemplar, siendo un modelo de vida para muchos de sus alumnos, lectores y amigos.

Pero, sobre todo, fue un maestro como escritor y hombre de letras o de prensa, incluso como fundador de empresas periodísticas que hicieron historia (Promec y Colprensa, por ejemplo) o profesor universitario y conferencista, no sólo en Colombia sino en el exterior.

Fue, además, fundador y presidente del Instituto Latinoamericano de Liderazgo, donde fui designado por él, al retirarme de La República en 2009 -¡tras veinte años en la dirección general!-, su director ejecutivo.

Tengo, en fin, múltiples razones para agradecerle y exaltarlo como ser humano excepcional, brillante profesional y eficiente administrador, que dejó huella en todo sentido, siguiendo el ejemplo del humilde Maestro de Nazaret, siempre al servicio del país con los más auténticos valores éticos, inspirados en la doctrina cristiana.

¡Paz en su tumba, apreciado e inolvidable amigo!

Por Jorge Emilio Sierra

Conoce más

 

Augusto(05139)21 de julio de 2024 - 08:50 p. m.
Hasta donde tengo entendido era del Opus, de los más reaccionario y elitista qué hay en la Iglesia Católica
Bernardo(31155)21 de julio de 2024 - 07:13 p. m.
Siempre huele mal el OPUS DEI, sobre todo cuando en la muerte de uno de sus "obispos" de corbata, esta posición de mando (Porque vaya que sí mandan... a todos al infierno) resulta "pasada de agache" con un mero jueguito de palabras: A Dios...
Fernando(17040)21 de julio de 2024 - 05:59 p. m.
Destaque los méritos del señor Yarce por lo que él hizo y por lo que fue. Debería evitar las alabanzas a sí mismo al referirse a él ¡que mala práctica echarse cepillo aprovechando cualquier oportunidad, en especial la muerte!
HELBERT(40077)21 de julio de 2024 - 05:15 p. m.
De verdad El Espectador no tiene un mejor escritor para hacer perfiles de los muertos? Hay muchos . Por favor señor director, lea a este señor con cuidado y se dará cuenta que este tipo de escrituras no es su fuerte.
Sergio(3490)21 de julio de 2024 - 04:09 p. m.
Verdaderamente quiere llevarle la contraria al Julio Cesar Londoño en lo que nos recomendaba ayer en su columna sobre El arte de conversar: "Lo más difícil es hablar de uno mismo. Termina uno reptando bajo la mesa como cualquier Gregorio Samsa, o pavoneándose con una «modestia» insufrible, o asestándole a la gente informes de gestión..."
  • Fernando(17040)21 de julio de 2024 - 06:01 p. m.
    De acuerdo, en especial si usa la muerte de otra persona para hacerlo
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