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Alejandro Gaviria, ¿un Emmanuel Macron?

Columnista invitado EE: Olga L. González *
30 de agosto de 2021 - 11:44 p. m.

Me es imposible no establecer un paralelo entre el entusiasmo que ha generado la llegada de Alejandro Gaviria al ruedo electoral, y lo que fue la irrupción de Emmanuel Macron en la campaña francesa.

Los paralelismos son evidentes entre estos dos hombres que parece que llegaran de la nada y aterrizan como los hombres providenciales del momento. Ambos tienen una excelente formación académica, hablan inglés fluido, han viajado. Ambos tienen un buen diálogo con el mundo intelectual (ese mismo medio menospreciado por un Sarkozy o un Uribe). Ambos tienen mentores políticos de peso: Macron fue recomendado por Jacques Attali. Gaviria es el hijo de un político poderoso en Colombia, lo que evidentemente le abrió las puertas del alto gobierno.

Ambos son tecnócratas, pero les gusta más bien citar sus lecturas humanistas. Macron se consideraba el pupilo de Paul Ricoeur, Gaviria lee a Estanislao Zuleta. Ambos se consideran un poco poetas (Gaviria escribe), un poco músicos (Macron es pianista). Ambos han hecho cosas inusuales en su medio: Macron, casarse con una mujer mayor (¡oh herejía!). Gaviria, probar el LSD y decirse abiertamente ateo.

Ambos consideran que es ahora o nunca que pueden salvar a su país. Se sienten investidos de una misión especial (recordar lo que decía Brigitte sobre Macron en campaña: que le daba la impresión de que éste se había transformado en Juana de Arco). Ninguno había sido elegido antes, pero ambos han tenido cargos políticos de relevancia. Ambos han sido ministros; Macron fue director del gabinete de Hollande. Gaviria fue subdirector del Departamento Nacional de Planeación.

Ambos sacudieron a los partidos, que allá como acá atraviesan crisis (desprestigio, sentimiento de inutilidad, etc). La llegada de Macron desordenó las cosas: muchos de sus cuadros y candidatos a la elección legislativa provenían de los partidos de derecha (UMP, Union pour la Majorité Présidentielle), centro (MoDem) e izquierda (Partido Socialista). Este conglomerado, además de un 40 % de personas provenientes de la sociedad civil, se fueron con él a las elecciones legislativas con un nuevo partido político, La République en Marche.

La estrategia de Gaviria es un poco diferente: él no busca tanto organizar una fuerza autónoma y un partido con opción en las legislativas, sino lograr que se alineen detrás de él las fuerzas heteróclitas de la Coalición de la Esperanza. Seguramente él no despreciará el apoyo de un cuestionado Partido Liberal. También podrá llegar ahí una franja formada por simpatizantes de izquierda que están aburridos con la retórica agresiva de la polarización. Además, espera mover el voto de opinión, el mismo que produjo a fenómenos electorales como Mockus y la ola verde.

Macron también era un desconocido ocho meses antes de las elecciones. Igual sucede hoy con Alejandro Gaviria. Posiblemente, habrá una estrategia similar en lo que se refiere a movilizar voluntarios, organizar firmas y darse a conocer. (Macron, a su vez, había copiado la metodología de Obama en su campaña).

¿Y sus ideas? Llegamos al meollo del asunto. Ambos son pro aborto, pro derechos LGBT, muy modernos en todos los temas “societales”. A esta modernidad, se le agrega otra, una especificidad colombiana: con seguridad, Gaviria está honestamente interesado por los DD. HH.: no parece posible que un gobierno suyo sea protector de quienes los violen, y no es él un hombre que llegue al poder amparado en los partidos paramilitares.

Pero, ¿y en los otros temas, y en particular lo que define la orientación económica y social? Macron se presentó, en este campo, como de “centro”. Y ya sabemos qué quiere decir el “centro” en estos asuntos: es política económica de derecha. Macron no ha defraudado a la derecha. Habría que enumerar una serie de medidas, pero acá no viene al caso hacerlo; baste con recordar la existencia de los “chalecos amarillos” y las múltiples contestaciones de su política social. De hecho, para 2022, Macron se apoyará cada vez más en los consentidos electores de derecha para lograr ser reelegido.

¿Y Alejandro Gaviria? Por su origen, por los apoyos que está recibiendo, por su trayectoria pasada, por el entusiasmo del establecimiento (que por cierto, no apoya con la misma intensidad a un candidato que se le parece, Juan Carlos Echeverry), pienso que es un hombre de derecha en su concepción económica (y la concepción económica de derecha es la que nos tiene en la mala situación que vivimos).

Pero, admito, habrá que informarse y atender los debates. Quisiera saber cuáles son sus propuestas para el empleo en un país con 52 % de trabajadores informales, cuáles sus propuestas para las mujeres, con tasas de 19 % de desempleo, cuál es su propuesta fiscal en un país con “super super ricos”, como los califican Luis J. Garay y Jorge Espitia, que evitan impuestos. Quiero informarme sobre su política para atacar los privilegios de nacimiento y herencia, y en términos generales, quiero conocer sus medidas para atacar la desigualdad. Con todo, pienso que es bueno que llegue al ruedo un hombre con estas características. Soy de las que anhela que se la baje a la pasión y a la hinchada rabiosa y se procure razonar con argumentos y propuestas.

* Doctora en sociología de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París.

Contacto: olgalu[at]free[dot]fr

Por Olga L. González *

 

Carlos(23964)03 de septiembre de 2021 - 12:56 a. m.
Alejandro Gaviria cuando entró a defender hablando bellezas de Carrasquilla, el patrón de los bonos del agua, demostró lo poco que le interesa combatir la corrupción y al neoliberalismo. Entró pisando con pie izquierdo
Chirri(rv2v4)01 de septiembre de 2021 - 07:31 a. m.
La intelectualidad de Ale Gaviria es de...¡un enredo! que francamente no llega su mensaje a ningún corregimiento ni a monte adentro. A no ser que se consiga a un Roy Barreras que le traduzca cuando llegue, digamos a Necoclí, a La Mojana, al mismo Tumaco... amenizado con la tambora de Pescaito.
  • Chirri(rv2v4)01 de septiembre de 2021 - 07:34 a. m.
    No me puedo imaginar a Ale Gaviria bailando un mapalé. Lo único bueno es que no cree en pendejadas.
Lorenzo(2045)01 de septiembre de 2021 - 05:22 a. m.
Parodiando (parafreseando) la letra de un tango: "Pifia" ("no es de caballeros amenazar una dama,,," ni siquiera inquiriendo por su edad); pero hay cuestiones liminares a cualquier aproximación a este neo zoon politikon occidental -arios y sudacas-; cuestiones como: ¿en qué lugar del panteón economicistas (reaganomics, los '80s) tiene al santo patrón del neoliberalismo voraz, san Milton Friedman?
  • Lorenzo(2045)01 de septiembre de 2021 - 05:35 a. m.
    ¿Qué tanto se reconoce -suponiendo que tengan el valor civil de asumir el reto sicoanalítico- como hijo natural (¿propio?) catequista del evangelio editado, publicado (1990) y globalizado por la White House: "The end of history?" del nipon americano Francis Fukuyama? -es decir, cómo asume ese american tale -basado en un Hegel de utilería y ornato- justificador del mundo postConsenso de Washington
Patricia(11659)01 de septiembre de 2021 - 04:26 a. m.
Ale he Andro Gaviria es un tecnócrata con fachada humanista ya veremos si está por encima del establecimiento y entrará en contradicción con los dueños del dinero
Juan(28145)01 de septiembre de 2021 - 12:46 a. m.
Olga, tu análisis es estupendo. Gracias¡
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