América Latina ha vivido un proceso de fuerte desaceleración en los últimos trimestres. Es cierto que algunos de los motivos son transitorios, pero también ha habido un significativo empeoramiento de los indicadores de sentimiento de hogares y empresas y una fuerte moderación de la inversión en la región.
Con todo, y a pesar de que continuamos viendo un deterioro de la actividad en algunos países, en términos generales ya se habría dejado atrás el bache de crecimiento de la región, que iría de menos a más a partir de este tercer trimestre, por tres motivos: (i) el fin de los shocks temporales de oferta mencionados anteriormente; (ii) un aumento del crecimiento mundial, al tiempo que el crecimiento en China se mantiene encima del 7%, y (iii) la esperada recuperación de la inversión —especialmente por parte del sector público— en México, Chile, Perú y Colombia. Así, esperamos que el crecimiento de América Latina pase del magro 1,5% este año al 2,1% en 2015, tendiendo gradualmente hacia el crecimiento potencial de la región, levemente por encima del 3%.
En este contexto de fuerte desaceleración resulta paradójico que hayamos visto mucha calma en los mercados financieros de la región desde febrero, sin duda alentados por la aún abundante liquidez internacional. Así, los activos en la región han recuperado en muchos casos las pérdidas experimentadas después de mayo de 2013, al hilo de los primeros anuncios del tapering por parte de la Fed.
Hacia delante, la región deberá prepararse para una posible mayor volatilidad en los mercados a medida que se acerque el inicio de la subida de tasas de interés de la Fed. En ese entorno financiero internacional menos holgado y más discriminador, la clave será la diferenciación, especialmente en lo que se refiere a la disposición para seguir implementando reformas por el lado de la oferta y a resistir la tentación de sobreestimular el crecimiento por el lado de la demanda. Los países de la región que sigan avanzando en esa dirección serán los que den las señales correctas para que los inversores internacionales sigan apostando por ellos.
*Juan Ruiz, Economista jefe para América del Sur BBVA Research.
América Latina ha vivido un proceso de fuerte desaceleración en los últimos trimestres. Es cierto que algunos de los motivos son transitorios, pero también ha habido un significativo empeoramiento de los indicadores de sentimiento de hogares y empresas y una fuerte moderación de la inversión en la región.
Con todo, y a pesar de que continuamos viendo un deterioro de la actividad en algunos países, en términos generales ya se habría dejado atrás el bache de crecimiento de la región, que iría de menos a más a partir de este tercer trimestre, por tres motivos: (i) el fin de los shocks temporales de oferta mencionados anteriormente; (ii) un aumento del crecimiento mundial, al tiempo que el crecimiento en China se mantiene encima del 7%, y (iii) la esperada recuperación de la inversión —especialmente por parte del sector público— en México, Chile, Perú y Colombia. Así, esperamos que el crecimiento de América Latina pase del magro 1,5% este año al 2,1% en 2015, tendiendo gradualmente hacia el crecimiento potencial de la región, levemente por encima del 3%.
En este contexto de fuerte desaceleración resulta paradójico que hayamos visto mucha calma en los mercados financieros de la región desde febrero, sin duda alentados por la aún abundante liquidez internacional. Así, los activos en la región han recuperado en muchos casos las pérdidas experimentadas después de mayo de 2013, al hilo de los primeros anuncios del tapering por parte de la Fed.
Hacia delante, la región deberá prepararse para una posible mayor volatilidad en los mercados a medida que se acerque el inicio de la subida de tasas de interés de la Fed. En ese entorno financiero internacional menos holgado y más discriminador, la clave será la diferenciación, especialmente en lo que se refiere a la disposición para seguir implementando reformas por el lado de la oferta y a resistir la tentación de sobreestimular el crecimiento por el lado de la demanda. Los países de la región que sigan avanzando en esa dirección serán los que den las señales correctas para que los inversores internacionales sigan apostando por ellos.
*Juan Ruiz, Economista jefe para América del Sur BBVA Research.