Construir vivienda es construir confianza

Columnista invitado EE: Edwin Chirivi*
13 de enero de 2023 - 05:31 p. m.

Los desafíos en materia económica fijan el punto de partida de este nuevo año. A un menor crecimiento económico previsto se suman, además de la devaluación del tipo de cambio, un contexto inflacionario sin precedente reciente en el país, que, con sus efectos sobre el consumo, la inversión y el costo de la financiación, enmarcan una cuesta compleja para el desempeño del tejido empresarial y los hogares. En ese escenario, las señales de confianza son fundamentales para que, reconociendo la realidad de la coyuntura económica, se puedan tomar decisiones de gasto e inversión por parte de las familias, y de operación y ejecución de proyectos por parte de las empresas.

En el caso de la construcción de vivienda convergen como punto común la confianza de los hogares y de las empresas, y su dinámica se convierte no solo en un termómetro del desempeño de la economía, sino en uno de los mejores instrumentos de reactivación y crecimiento, dados sus efectos multiplicadores en la demanda de insumos y servicios, y su amplia capacidad de crear puestos de trabajo, principalmente en la base de la pirámide ocupacional del país. De acuerdo con Coordenada Urbana, solo en vivienda social durante 2022 se lanzaron 612 nuevos proyectos por más de 153.000 unidades, cifra que supera en 50 % el volumen de proyectos que se lanzaba una década atrás y fue el segundo mejor registro anual en el lanzamiento de nuevos proyectos de vivienda social en Colombia. Y para los hogares, 168.000 familias compraron una vivienda social en el año 2022, un 37 % superior al registro de antes de la pandemia. Esto confirma que la vivienda es confianza de las familias y los empresarios en el país.

En el frente social, la construcción de vivienda es también un generador de confianza en el avance y la inclusión social. Por definición, la vivienda es una herramienta central para la superación de la pobreza y la atención prioritaria de la población vulnerable. Un tercio de los indicadores que determinan la pobreza multidimensional se superan con el acceso efectivo a vivienda digna, y si se aborda desde la perspectiva de la construcción de un hábitat integral, el 60 % de los indicadores de pobreza se pueden superar.

Es por eso que, en 2023, las señales de la política de vivienda juegan un rol central para seguir construyendo confianza. En buena hora, los mensajes del Gobierno Nacional para continuar, fortalecer y ampliar la cobertura el programa Mi Casa Ya a nivel regional nutren el contexto con señales positivas. Asimismo, el programa Cambia Mi Casa, que atiende el frente cualitativo del déficit habitacional, y el nuevo alcance de la política para construir vivienda rural y diferencial en las regiones, y para hacer del acceso al agua potable un pilar central, suman esfuerzos en la dirección correcta. Si bien, esto demanda un mayor esfuerzo fiscal, es claro que los atributos y beneficios sociales y económicos de construir vivienda y hábitat, superan con creces su costo.

La cuesta luce empinada, pero con la suma coordinada de esfuerzos públicos, privados y regionales, y con las señales que permitan despejar el terreno y crear certidumbre, podemos hacer frente no solo al 2023, sino a los años venideros, siempre con la base que construyendo vivienda construimos confianza en Colombia.

* Presidente (e) de Camacol

Por Edwin Chirivi*

 

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