A veces tengo problemas con las historias de amor juvenil porque creo que muchas de ellas romantizan situaciones y comportamientos que no tienen mucho que ver con lo que es una relación de pareja sana y auténtica. Sin embargo, cuando leí “A dos metros de ti”, de Mikki Daughtry y Rachael Lippincott, me sentí muy satisfecha, puesto que encontré una historia más aterrizada y real. Y, bueno, fue por eso, precisamente, que me animé a leer “Todo este tiempo” una vez me enteré de que fue escrito por las mismas autoras.
Ahora bien, a diferencia de la primera novela citada, en esta otra obra no nos vamos a topar con una enfermedad, sino con una situación emocional compartida, como lo es el duelo. Aquí vamos a ver cómo Kyle, un deportista frustrado, quien no se conoce lejos de su novia Kim, un día pierde a esta última en un trágico accidente, luego de lo cual no sabrá cómo seguir viviendo.
Por suerte para Kyle, pronto conocerá a Marley, una muchacha que también ha perdido a alguien, pero no así su sensibilidad frente a la existencia. Y, bueno, aquel encuentro los llevará a empezar a sanar juntos… hasta que algo ocurrirá, que lo cambiará todo por completo.
Un libro que va acerca de la pérdida, las culpas que nos atribuimos y que no nos permiten avanzar, la dependencia emocional, el egoísmo y la negación a desprendernos de lo que sabemos que no nos hace bien, que nos frena, que nos lastima e, incluso, que no nos deja ser nosotros mismos.
Pero no vayan a creer, con lo anterior, que este libro es un sermón acerca de lo que debemos y no debemos hacer con nuestras relaciones íntimas, porque, mas allá de eso, esta obra nos obsequia con una historia dulce y mágica, en donde vamos a ver plasmada la importancia que tiene el tiempo, la amistad, el amor, la fuerza de voluntad, la fe, la esperanza, las palabras y los sueños, para sanar las heridas, para recuperar las ganas de seguir luchando después de haber perdido una batalla, o a un compañero de combate.