El 24 de agosto, el gobierno japonés comenzó oficialmente a verter al Océano Pacífico el agua contaminada de la central nuclear de Fukushima, en un plazo de hasta 30 años. Ignorando las graves preocupaciones y firmes oposiciones de la comunidad internacional, Japón ha traspasado descaradamente al mundo el riesgo de contaminación nuclear, lo cual es extremadamente egoísta e irresponsable.
De hecho, hasta ahora Japón no ha dado explicaciones convincentes sobre las siguientes preguntas: