Publicidad

La cosa es con China

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Columnista invitado EE: Guillermo Puyana Ramos
25 de marzo de 2024 - 03:28 p. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

El DANE publicó los boletines sobre importaciones y exportaciones colombianas en 2023, dándonos una visión del estado del comercio exterior colombiano en el complicado escenario de la pospandemia aún asentándose, y del impacto tanto de la guerra en Ucrania como de las restricciones de Estados Unidos para frenar el comercio mundial con China, como única estrategia de contención que le queda, construyendo “cercas altas para patios pequeños” y buscando su prosperidad empobreciendo al vecino (beggar thy neighbor). De las cifras publicadas queda claro que tanto en la exportación como en la importación de Colombia tuvo un serio retroceso en 2023.

No obstante que el retroceso es evidente, el DANE, el Ministerio de Comercio y el Departamento Nacional de Planeación prefirieron mirar lo superficial: la reducción del déficit que pasó de 14.536 en 2022 a 9.902 millones de dólares en 2023. Pero eso sucedió porque se redujo el total del comercio exterior colombiano en 20 mil millones de dólares y exportamos 7 mil millones de dólares menos. Colombia no tiene superávit comercial desde 2013 y el punto máximo de equilibrio fue en 2014 cuando las exportaciones equivalían al 90 % de las importaciones; en 2023 fue el 83 %.

En 2023 perdimos el ritmo de recuperación de las exportaciones luego de la aguda caída del 2020, año de la pandemia, cuando llegaron a 31 mil millones de dólares desde los 39 mil millones de dólares de 2019. Pero en 2021 habíamos recuperado el nivel prepandémico con 41 mil millones de dólares de exportaciones y llegamos a 57 mil millones en 2022. En 2023 cayeron a 49.542 millones de dólares, un 13 % menos.

Las importaciones también se deterioraron. En 2019 importamos 50 mil millones de dólares, en el 2020 41 mil millones de dólares, nos recuperamos en 2021 con 56 mil millones de dólares, llegando a 71 mil millones en 2022. Para 2023 las importaciones bajaron a 59 mil millones de dólares, un 19 % menos.

La caída del comercio exterior colombiano superó el deterioro de los mercados de las mayores economías mundiales en las que caer fue la tendencia en 2023 salvo en China: Estados Unidos importó -3,6 %, Alemania -2 %, Japón -7 % Inglaterra -1,8 % y Europa -13 %. China solo -0,3 %.

Siendo China la única economía grande con resiliencia en el delicado entorno internacional, hay que sospechar de la seriedad de tesis que dicen que Colombia debe evitar profundizar las relaciones económicas con China porque no estamos maduros para actuar con ella, ni en comercio ni en inversión. Esa es la tesis de Colombia Risk Analysis, por ejemplo. Frente a la claridad de los hechos económicos, distanciarnos de China es un exabrupto tan grande como la teoría del colapso de la economía que representa el 19 % del PIB mundial y creció 5,2 % el año pasado. Más bien una mayor integración con China mejoraría nuestros índices en comercio, inversión y cooperación.

En 45 años de relaciones diplomáticas, el comercio se volvió importante en 2003 cuando China quedó entre los primeros 5 orígenes de importaciones colombianas y luego en 2010 entre nuestros destinos de exportaciones.

Esta relación comercial se impulsó con el convenio bilateral de protección y promoción de inversión suscrito en noviembre de 2008 bajo la presidencia de Álvaro Uribe Vélez, siendo embajador en China Guillermo Ricardo Vélez. En ese año sólo enviábamos a China el 1,1 % de nuestras exportaciones con 409 millones de dólares. Dos años después, fueron 1.750 millones de dólares, un 400 % más. En 2014 llegamos al pico con 5.755 millones de dólares, pero inexplicablemente el dinamismo se perdió y tuvimos una caída significativa hasta 1.168 millones de dólares en 2016 bajo el gobierno de Juan Manuel Santos; al final de su mandato hubo una recuperación que se impulsó en los primeros años de Iván Duque, que dejó las exportaciones colombianas en 4.500 millones de dólares en 2019, antes de la pandemia. En 2020 exportamos a China 2750 millones de dólares y en 2021 3.650 millones. En 2023 exportamos a China 2.469 millones de dólares, peor que el año de la pandemia.

Las cifras del DANE también revelan otros signos inquietantes. El principal es que perdimos lo trabajado para diversificar nuestros destinos de exportaciones y retrocedimos 8 años en términos de dependencia con Estados Unidos, que volvieron a estar por encima del 30 %. El que sigue es Panamá con un 10 %, pero las razones de esa exportación habría qué entenderla mejor porque no es una economía industrial ni un gran mercado. Realmente entre los países con mercados, sigue China a donde se van el 5 % de nuestras exportaciones.

En cambio las importaciones están mejor distribuidas porque tenemos dos grandes proveedores, Estados Unidos con el 25 % y China con el 21 % y sigue Brasil, con el 6 %.

Esta estructura explica por qué la dependencia con Estados Unidos junto con la baja penetración de las exportaciones a China produce el notorio déficit comercial con China de donde importamos tanto como de Estados Unidos pero solo exportamos la quinta parte.

Es una situación paradójica porque China y Colombia son dos economías complementarias, no competitivas. Casi el 50 % de lo que importamos de China es tecnología, medios de transporte y equipos y sólo el 1 % son importaciones de combustibles y alimentos. De Estados Unidos, en cambio, lo que más importamos son combustibles con casi el 30 %, y los productos agrícolas el 10 %. Como Colombia produce hidrocarburos y alimentos, China no nos compite en esos productos; por el contrario, su tecnología y maquinaria coadyuvan la industrialización nacional.

El desequilibrio estructural de la relación comercial colombo china se explica por muchos factores, como los graves déficits de infraestructura exportadora, la inestabilidad jurídica interna y las dificultades en mantener una oferta exportable viable en las magnitudes y horizontes de tiempo que exige el mercado chino. Corregir varios de esos factores depende de decisiones internas ligadas a la importancia que el gobierno le dé a construir y preservar un entorno atractivo para el comercio internacional, especialmente Asia.

Esto naturalmente depende de que el Gobierno sea proactivo en sus decisiones y abandone la pasividad a la que invitan algunos “estudios”, como el de Colombia Risk Analysis, que dicen que Colombia no está preparada para una relación económica más intensa con China. Como diría un expresidente: ¿Si no es con China, con quién? El crecimiento y la modernización de China es una tendencia de la economía global imposible de detener.

El problema estructural de la relación comercial con China toma tiempo en resolverse. Solo el déficit de infraestructura exportadora pasa por decisiones del Gobierno nacional de alta complejidad técnica, financiera, ambiental y jurídica. No se trata solo de mejorar el acceso al puerto de Buenaventura, sino de desarrollar un sistema regional de conectividad vial, férrea, digital y energética que nos haga competitivos.

Eso hay que completarlo con una estrategia para la expansión comercial colombiana en Asia y más específicamente hacia China e India, los únicos destinos asiáticos entre nuestros primeros 10 socios comerciales. Estrategia aún más necesaria cuando la visión gubernamental es la economía descarbonizada,repudiando el desarrollo minero energético y orientada a la exportación no extractiva, pues hoy la concentración de exportaciones minero energéticas a China e India es apabullante: 95 % en el caso de India y 88 % China. ¿Cómo, entonces, vamos a avanzar en Asia?

La evidencia sugiere que la expansión del comercio con Chinadiversificó nuestros mercados y redujo la dependencia de un solo destino de exportación. Esto fue posible por los efectos positivos del convenio de 2008 que ya es insuficiente y necesitamos algo más sólido, como la adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Regionalmente, los países vecinos que nos superan en integración con el Asia, en gran parte por su integración con China, adaptaron sus instrumentos bilaterales, elevaron el perfil de sus relaciones y adhirieron a la Franja y la Ruta.

También debemos entender que un déficit comercial no es nocivo por definición. Las importaciones pueden apoyar nuestro desarrollo con tecnología y maquinaria en lo que China está a la vanguardia tanto por calidad como por costos. No intensificar esa relación, o sucumbir a la presión de encerrarnos entre cercas altas de patios pequeños, nos impone alternativas más costosas ymenos avanzadas.

Al contrario de lo que sugieren pesimistas y nigromantes, si el déficit con China lo producen las importaciones de tecnología y maquinaria, es un déficit que mejora nuestra competitividad ante países a los que compramos justo aquello que producimos, como pasa con Estados Unidos y Brasil en combustibles o alimentos. No producimos maquinaria ni tecnología, pero sí hidrocarburos y comida. Un déficit nos depreda, el otro no.

Colombia siempre necesitará tecnología y maquinaria y China nos provee ambas. Con una estrategia de gobierno de reducir la producción de hidrocarburos posiblemente en el futuro cercano el déficit con China como con el mundo se incrementará. El dilema está en cómo nos integramos mejor con el país que representa el 20 % de la economía mundial, creció al 5,2 %, tiene el 17 % de la población del planeta, tiene 500 millones de personas en la clase media y, según las proyecciones de Boston Consulting Group, deberán sumársele unos ochenta millones en los próximos cinco años. Ya hoy el mercado chino es más grande que las poblaciones de México, Estados Unidos y Canadá, o que toda Suramérica o la Unión Europea.

La capacidad colombiana de llegar a ese mercado a un punto que equilibre la relación comercial con China y distribuya de manera más amplia nuestra exportación, hoy totalmente concentrada en un solo país, depende de que a la elevación del nivel de las relaciones que sucedió en la visita presidencial de octubre de 2023, le acompañemos un instrumento más sólido para la atracción de la inversión de China que mejore nuestras capacidades de exportación hacia el destino más grande, importante y dinámico de la economía global de la pospandemia.

Por Guillermo Puyana Ramos

Conoce más

 

Juan(09879)27 de marzo de 2024 - 03:14 a. m.
Es una torpeza dejar de comerciar con el que puede ser el mejor socio comercial de Colômbia: china. No se puede creer en los centros de pensamiento gringo que solo nos dicen que ellos son los mejores amigos. Pero eso no vale en el tema comercial
Leandro(exbqo)26 de marzo de 2024 - 09:53 a. m.
Mientras Ecuador construye el puerto de aguas profundas en Posorja y Perú el de Chancay, que reciben a gigantes portacontenedores que pueden pasar después de ampliado el canal de Panamá, Colombia en el Pacífico tiene al abandonado y limitado en calado Buenaventura. No han pensado en convertir a Tumaco en el puerto de aguas profundas que necesita Pacífico colombiano. Iría ligado a doble calzada de Popayán a Pasto, empatando con la ya asfaltada al puerto nariñense.
Leandro(exbqo)26 de marzo de 2024 - 09:45 a. m.
Colombia Risk Analysis es centro de análisis creado por grandes capitalistas gringos para poner a trabajar a cipayos economistas criollos para que disfrazados de sesudos estudios difundan documentos sesgados que gracias a sus influencias en los ministerios han logrado institucionalizar como políticas gunernamentales. Por eso estamos como estamos, con una economía que sobrevive gracias a cocaina y multiforme ilegalidad y a los casi 10.000 millones anuales girados a familias por emigrados.
Leandro(exbqo)26 de marzo de 2024 - 09:38 a. m.
Chile, Perú, México, sus puertos en Pacífico tienen a China como mayor comprador de sus exportaciones. Colombia, país más proyanqui de Latinoamérica, (Ni Petro ha podido sacudirse) mantiene además, su economía sometida a ley del embudo del TLC que arruinó precaria industria y sector agropecuario nacional y nos hizo dependientes del petróleo y carbón que cuando bajan lo hacen con monto de exportaciones. La insfraestructura vial y de puertos la enfocaron hacia Antioquia y costa Atlántica.
Magdalena(45338)26 de marzo de 2024 - 01:04 a. m.
Espero esté enterado del problema de la tierra el cual ha consistido que empresas extranjeras las explote para exportar productos agrícolas,industrializados que solo enriquecen a sus dueños,así la mineria ,los TLC gringos que obligan a comprar maíz,semillas que aquí se producían,el aguacate y el café en manos extranjeros.El embeleco del petróleo,es el cuento para seguir repartiendo la tierrita a otros y Colombia no tenga otros opciones para vengan los petroleros destruir el medio ambient
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.