¿Los resultados de una elección tienen el potencial por sí mismos de producir un estallido social, entendido este como uno de los máximos grados de protesta –incluso violenta– ante políticas o decisiones estatales contrarias al bienestar del común de las personas?
Claramente la respuesta es: No debería.
En el proceso electoral colombiano han surgido presagios de tormenta si uno de los candidatos no sale elegido por la mayoría de las personas que depositen su voto el domingo 19.
Ninguno de los candidatos es capaz por sí solo de manejar y resolver sin más espera los graves problemas del país. Los problemas serán resueltos por un conjunto de personas que actúen sin odio en beneficio de todos los colombianos, por supuesto incluidos quienes no depositaron su voto por quien salga elegido.
¿Qué líder contará con el mejor equipo, para lograr los cambios esenciales en políticas, estrategias, foco y énfasis en las acciones? Es muy difícil saberlo. Pero con seguridad los actos previos a las elecciones son dicientes sobre cómo actuará el elegido.
¿Quién es leal con los amigos y personas con quienes ha trabajado en el pasado; quién adopta estrategias consideradas con los oponentes –el otro 50 % del país que también quiere un cambio–; qué actos dudosos han realizado las personas que han rodeado a cada candidato y que seguramente serán parte de su equipo de trabajo; qué propuestas aportan a construir, no a destruir; qué personas que serán equipo del elegido realmente podrán ejecutar el cambio; para quién todo vale?
También cabe preguntar: ¿Quién ha tenido éxito en liderar acciones de cambio cuando ha sido gobernante; quién creará un clima de confianza que permita a todos los colombianos aportar armónicamente ideas y soluciones para enfrentar los retos de nuestra sociedad?
Después de responder las anteriores preguntas cabe otra pregunta muy personal: ¿Qué me corresponde como persona hacer con cordura y sensatez para enfrentar genuinamente dichos retos: Estudiar, trabajar o hacer berrinche si no ganó mi candidato?
Pareciera que quienes utilizan la palabra “estallido” son las personas en los rangos de menores edades, quienes lideran la mayor intención de voto por uno de los candidatos. Es de esperar que estas personas no estén atrapadas en un berrinche típico de quienes todavía no tienen la madurez suficiente para enfrentar sus ansiedades.
Y también es de esperar que quienes sí han alcanzado la edad de la madurez, hagan un llamado al reconocimiento sin ambages de que quien salga elegido habrá llegado a la Presidencia legítimamente y deberá ser apoyado por todos los colombianos, ahí sí, para evitar un estallido social.