Por Marco Sermoneta*
Desde marzo de 2018, Hamás, la organización terrorista internacionalmente reconocida que gobierna Gaza, ha llevado a cabo unos 2.200 ataques contra Israel, entre cohetes, tiroteos, bombardeos e incendios intencionales, utilizando a los civiles de Gaza como escudos humanos y a las masas como armas humanas. Desde que usurpó Gaza de la Autoridad Palestina en 2007, Hamás ha lanzado más de 30 mil cohetes y ha provocado tres enfrentamientos militares con Israel –en 2008, 2012 y 2014—.
No es la falta de dinero la causal de los males de Gaza; es Hamás y su razón de ser de perpetuar el terrorismo y atacar a Israel. Solo en 2014, según el Wall Street Journal, Hamás ha gastado unos 90 millones de dólares de los cientos de millones de ayuda occidental y árabe a Gaza para construir decenas de túneles terroristas transfronterizos. Trágicamente para los palestinos, por cada uno de estos túneles se podrían haber construido 86 viviendas, 19 centros de salud o seis escuelas.
Estos hechos manifiestan la brutalidad de Hamás también contra sus propios ciudadanos, expresada en las últimas semanas por la violencia con la cual Hamás aplastó las protestas civiles contra la corrupción de su régimen. Los civiles de Gaza son rehenes del islamismo radical, que toma la Franja como plataforma bélica para lanzar cohetes y almacenar armas. Peor aún, Hamás ha usado repetitivamente escuelas, mezquitas y hospitales para disparar contra Israel poniendo así deliberadamente en peligro la vida de su pueblo.
El nuevo ataque violento de marzo contra Israel sigue la trayectoria de décadas de terrorismo de Hamás. El 26 de marzo, un cohete lanzado desde Gaza arrasó totalmente una vivienda en el centro de Israel, hiriendo a siete personas, entre ellas un bebé y un niño. Aproximadamente una semana antes otros cohetes fueron lanzados hacia Tel Aviv.
Ha pasado un año desde que Hamás comenzó a organizar los disturbios de la “Marcha del Retorno” (eufemismo de “Destrucción de Israel”). Ahora, Hamás está amenazando a Israel con una nueva ronda de disturbios premeditados y provocativos en la frontera, que otra vez será caracterizada por tiroteos, explosivos e incendios, para derribar la valla y atacar a las comunidades israelíes con miles de personas decididas a asesinar y secuestrar a nuestros civiles. Frente al terrorismo de Hamás, Israel tiene el derecho legítimo de defender su territorio y las vidas de sus ciudadanos.
Lamentablemente, la ideología radical de Hamás, su cínico abuso de los palestinos y su perpetuo estado de agresión contra Israel son el obstáculo principal para la estabilidad. Si la comunidad internacional es sincera en su deseo de ayudar a los gazatíes, debe presionar al culpable de la violencia: Hamás. Mientras Hamás no esté contenido y siga dedicando todos sus esfuerzos a atacar a Israel en lugar de servir a su propio pueblo, la paz quedará anulada por la violencia.
* Embajador de Israel en Colombia.
Por Marco Sermoneta*
Desde marzo de 2018, Hamás, la organización terrorista internacionalmente reconocida que gobierna Gaza, ha llevado a cabo unos 2.200 ataques contra Israel, entre cohetes, tiroteos, bombardeos e incendios intencionales, utilizando a los civiles de Gaza como escudos humanos y a las masas como armas humanas. Desde que usurpó Gaza de la Autoridad Palestina en 2007, Hamás ha lanzado más de 30 mil cohetes y ha provocado tres enfrentamientos militares con Israel –en 2008, 2012 y 2014—.
No es la falta de dinero la causal de los males de Gaza; es Hamás y su razón de ser de perpetuar el terrorismo y atacar a Israel. Solo en 2014, según el Wall Street Journal, Hamás ha gastado unos 90 millones de dólares de los cientos de millones de ayuda occidental y árabe a Gaza para construir decenas de túneles terroristas transfronterizos. Trágicamente para los palestinos, por cada uno de estos túneles se podrían haber construido 86 viviendas, 19 centros de salud o seis escuelas.
Estos hechos manifiestan la brutalidad de Hamás también contra sus propios ciudadanos, expresada en las últimas semanas por la violencia con la cual Hamás aplastó las protestas civiles contra la corrupción de su régimen. Los civiles de Gaza son rehenes del islamismo radical, que toma la Franja como plataforma bélica para lanzar cohetes y almacenar armas. Peor aún, Hamás ha usado repetitivamente escuelas, mezquitas y hospitales para disparar contra Israel poniendo así deliberadamente en peligro la vida de su pueblo.
El nuevo ataque violento de marzo contra Israel sigue la trayectoria de décadas de terrorismo de Hamás. El 26 de marzo, un cohete lanzado desde Gaza arrasó totalmente una vivienda en el centro de Israel, hiriendo a siete personas, entre ellas un bebé y un niño. Aproximadamente una semana antes otros cohetes fueron lanzados hacia Tel Aviv.
Ha pasado un año desde que Hamás comenzó a organizar los disturbios de la “Marcha del Retorno” (eufemismo de “Destrucción de Israel”). Ahora, Hamás está amenazando a Israel con una nueva ronda de disturbios premeditados y provocativos en la frontera, que otra vez será caracterizada por tiroteos, explosivos e incendios, para derribar la valla y atacar a las comunidades israelíes con miles de personas decididas a asesinar y secuestrar a nuestros civiles. Frente al terrorismo de Hamás, Israel tiene el derecho legítimo de defender su territorio y las vidas de sus ciudadanos.
Lamentablemente, la ideología radical de Hamás, su cínico abuso de los palestinos y su perpetuo estado de agresión contra Israel son el obstáculo principal para la estabilidad. Si la comunidad internacional es sincera en su deseo de ayudar a los gazatíes, debe presionar al culpable de la violencia: Hamás. Mientras Hamás no esté contenido y siga dedicando todos sus esfuerzos a atacar a Israel en lugar de servir a su propio pueblo, la paz quedará anulada por la violencia.
* Embajador de Israel en Colombia.