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La espada del líder negro

Columnista invitado EE: Henry Murrain*
11 de agosto de 2023 - 06:10 p. m.

Hace un año, cuando el presidente Petro pidió que le llevasen la espada de Bolívar, pensaba cuánto de la historia negra de nuestro país se ha invisibilizado y cuánto de ello dice esa espada.

La batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, fue un momento trascendental en la independencia de Colombia. Marcó el quiebre definitivo con España y un hito para toda Hispanoamérica. Sin embargo, en el relato popular de la independencia, han quedado olvidados detalles esenciales que merecen ser recordados hoy. Uno de ellos es el apoyo del líder y presidente de Haití, Alexandre Petión, a la libertad de Colombia.

Petión brindó a Simón Bolívar dinero, armas, soldados e incluso una imprenta portátil. A cambio, sólo solicitó la emancipación de los esclavos una vez que Colombia alcanzara su independencia. Haití, la primera nación en lograr la independencia en Latinoamérica y el Caribe, luchaba por la libertad del pueblo negro esclavizado en América.

A pesar de los años transcurridos, el grave problema de racismo en Colombia sigue olvidado y ausente en el debate público, al igual que el apoyo de Petión a Bolívar. El racismo afecta diariamente la vida de millones de personas en nuestro país: desde el trato de servidores públicos a los ciudadanos en oficinas de atención hasta los procesos de selección laboral y las relaciones de profesores con sus estudiantes en las aulas escolares. Convivimos con una mirada sesgada y racista en todas nuestras prácticas cotidianas.

Estamos demasiado conformes con los triunfos de derechos a nivel formal; en el papel. Sin embargo, la transformación cultural del racismo requiere una acción que vaya mucho más allá de lo netamente formal y jurídico. Es alarmante que ninguna administración haya priorizado este problema cultural en su agenda de gobierno. Las políticas culturales deben visibilizar y abordar esta situación, pero hasta ahora han sido insuficientes. Es urgente un llamado de atención y el desarrollo de una política cultural que enfrente el racismo con instrumentos concretos. Necesitamos investigaciones sólidas, programas basados en evidencia y acciones verificables para erradicar prácticas que sistemáticamente afectan a tantos colombianos.

La espada de Petión simboliza la lucha por la emancipación de los pueblos de América. Esta espada fue entregada a Miranda y luego a Bolívar. Fue con ella que El Libertador luchó y la que seguramente levantó tras la victoria en la Batalla de Boyacá. No es la misma espada que el presidente pidió hace un año en su posesión, pero aun así, es la espada que acompañó buena parte de la gesta de la independencia.

La forma como se ha construido nuestra cultura e identidad es una pieza esencial para entender buena parte de los grandes problemas de Colombia: la violencia, las brechas de acceso y calidad en la educación y los desafíos de desarrollo están atravesados esencialmente por el fenómeno del racismo que, en cualquier caso, devienen en falta de cohesión social. La falta de afecto por nuestra comunidad refleja una narrativa de identidad nacional tremendamente peyorativa, forjada con un profundo desprecio hacia esta rica nación diversa. Nuestra falta de cohesión y estima llega al punto de aceptar sin cuestionamiento que llamemos “colombianada” a lo que está mal hecho, a lo ordinario y lo mediocre. Simplemente nos reímos de ello.

La forma más básica de nuestro racismo endémico es la mirada peyorativa que el colombiano tiene sobre su propia Nación. La referencia cotidiana al “indio” y al “negrito” están cargadas de una narrativa de desprecio que insinúa que el grueso de nuestros problemas está en nuestro origen étnico.

Colombia necesita comprender los efectos de la forma como nos narramos y la incidencia de estas narrativas en los obstáculos que enfrentan millones de afrocolombianos a diario. Quizás así logremos que la llegada de la espada de Petión a esta Nación no haya sido un símbolo en vano.

* Filósofo experto en cultura y comportamiento.

Por Henry Murrain*

 

UJUD(9371)12 de agosto de 2023 - 01:00 p. m.
No nos reconocemos como mestizos.
Hernando(58851)12 de agosto de 2023 - 05:21 p. m.
Esta costumbre de GENERALIZAR, de no darle, así sea, cristiana, sepultura, nos va a matar; estoy seguro de que muchísimos colombianos no sienten, no piensan en el racismo, o sea NO TODOS LOS COLOMBIANOS SON RACISTAS.
tomas(21718)11 de agosto de 2023 - 08:19 p. m.
Hasta donde sé,Bolívar no liberó a sus esclavos ni a los otros
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