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Lectura performativa

Columnista invitado EE y Laura Camacho

22 de agosto de 2025 - 12:05 a. m.
“Los nuevos 'influencers' literarios han logrado resignificar la lectura y la han vuelto una actividad deseable”: Laura Camacho.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Los lectores performativos están apoderándose de mi algoritmo. Suena un poco ridículo pensar que la lectura también se ha vuelto algo performativo; incluso me he llegado a cuestionar si yo también hago parte de ese grupo de lectores, porque la imagen que he construido como influencer literaria se basa en estetizar la lectura, en estetizar mi personaje de lectora y lograr que en esa estética curada se construya una identidad cargada de simbolismos asociados a la lectura.

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Entonces, ¿qué es la lectura performativa o performative reading? Básicamente, leer para que la gente te considere una persona intelectual, y por qué no, cool. Porque sí, la lectura se volvió cool. En la actualidad, leer te da un estatus. Vemos a celebridades como Dua Lipa, Reese Witherspoon y Dakota Johnson fundando sus propios clubes de lectura; el auge de BookTok y los influenciadores literarios; la proliferación de los clubes de lectura en Bogotá; las metas de lectura anuales de Goodreads: 80 libros al año, 100 libros al año, 200 libros al año, y las estéticas asociadas a los diferentes tipos de lectores.

En los últimos años, la lectura y el libro han salido de la academia, se han resignificado y han llegado a espacios no convencionales. Pero rondan las preguntas: ¿estos lectores que vemos en redes sociales realmente están leyendo esa cantidad de libros? ¿Las personas han adoptado los libros como un accesorio? ¿Qué pasa cuando la lectura se vuelve performativa y los lectores optan por leer para construir una imagen para otros y no por el propio disfrute? ¿Por qué nos importa tanto lo que hacen los otros? ¿En el contenido sobre libros hay superficialidad e interés estético más que literario? ¿Hay una preocupación mayor por exhibir y no por leer críticamente?

Ahora, no todo es malo. La estetización de la lectura y los nuevos influencers literarios han logrado resignificar la lectura y la han vuelto una actividad deseable. La han acercado a las personas. La lectura en su esencia más arcaica sigue siendo una actividad que exige dedicación, desconexión y contemplación, tres cosas que nuestra sociedad hiperconectada, obsesionada con la productividad y la inmediatez, parece haber olvidado. Mientras escribo esta columna, me golpea una conclusión humilde: suelo reírme y darle like a todos los memes que ridiculizan a los performative readers, pero lo cierto es que soy influencer literaria, y automáticamente eso me hace una performative reader. La lectura performativa se trata de querer que los demás se den cuenta que leemos. Comparto mis lecturas con una intención consciente de llegar a otros, creo contenido cuidadosamente curado donde se me ve leyendo, subo fotos de libros con un café al lado porque ¿sería una buena lectora performativa si no me gustara el café?

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Siempre hablo de libros porque son parte fundamental de lo que soy y de lo que hago, y si eso me convierte en una performative reader, que así sea. Si mi lectura performativa y estetizada anima a alguien a ir a una librería o a una biblioteca y abrir un libro, bueno, me doy por bien servida.

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