Hace dos semanas en mi colegio, una profesora soñadora que le da el título a esta columna logró poner en la mesa de comedor del colegio unas hortalizas sembradas por los niños del programa de inclusión que tenemos (Down, Autismo, entre otros), protegidas por otras plantas de las plagas que las asechan y ofrecidas con una alegría inédita. Orgánicas se llaman. Ella con sus alumnos. Calladita. Aró, sembró y cosechó. Y no habló tanto. Ahora que la vida es la marca del gobierno actual, y la seguridad alimentaria y la transformación energética, y el cambio climático, los demás celebraron la hazaña que alcanzó para sentar a la mesa a...
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