Luiz Inácio Lula da Silva tomó posesión como presidente de Brasil el domingo y, justo después de su juramentación, comenzó oficialmente la carrera para afrontar uno de los problemas más apremiantes del país: frenar la destrucción de la selva amazónica, que se encuentra más cerca que nunca del punto de no retorno del que llevan alertando los expertos desde hace años.
Proteger la selva tropical —una de las promesas de Lula durante la campaña— acaso sea el reto más importante de su tercer mandato como líder de Brasil. Será una tarea extremadamente compleja, y por ello Lula necesitará la ayuda de la comunidad internacional. Es crucial...
Por Heriberto Araujo
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