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Señor presidente, acabo de leer su llamado para que “los señores del CRIC” dejen la marcha y “retornen nuevamente a sus resguardos”. Se equivoca usted, retornar a los resguardos no es la solución, es exponerlos a la muerte
A Sandra Liliana Peña Chocué, gobernadora indígena, la asesinaron cuando estaba cumpliendo sus funciones en el Resguardo de la Laguna-Siberia.
La autoridad neehwe’sx Cristina Bautista, de la comunidad Nasa, fue asesinada el 29 de octubre de 2019, cumpliendo su deber en compañía de cuatro Guardias Indígenas, José Gerardo Soto, Asdrúbal Cayapu, Kiwe Thegna, Eliodoro Finscue y James Wilfredo Soto.
41 Indígenas Awá Unipa han sido asesinados en el 2021, incluyendo a María Ofelia García y su esposo. Los asesinaron hombres armados que llegaron a su casa, dejando a sus cuatro hijos desprotegidos.
El 9 de julio de 2020, en el caserío Llorente de San Juan de Tumaco, Nariño, fue asesinado el líder indígena de la etnia Awá Rodrigo Salazar Quiñónez, gobernador suplente del Resguardo Piguambí Palangala, cuando iba a participar en una audiencia virtual con la Procuraduría, en seguimiento del Capítulo Étnico de los Acuerdos de Paz.
En total, señor presidente, durante su mandato han sido asesinados 149 líderes sociales, 21 mujeres y 128 hombres, todos y todas cumpliendo su labor como defensores de Derechos Humanos. La mitad de los líderes asesinados en el 2020 en el Cauca eran indígenas. Una de cada diez líderes asesinados recientemente era una mujer indígena.
Se equivoca usted, señor presidente, cuando le pide al CRIC que no amenace con su presencia a los ciudadanos de Cali. Señor presidente, la presencia indígena no amenaza; a ellos los amenazan por hacerse presentes junto a los ciudadanos de Cali. A los indígenas y a los ciudadanos de Cali, esa amenaza los está matando. Hay ocho indígenas heridos en ataque armado a la Minga en Cali, una de ellas es Daniela Soto, joven lideresa indígena quien fue vocera en el Foro Global Generación Igualdad celebrado en México hace un mes. Hay 37 víctimas de homicidio atribuidos a la policía en las protestas de esta semana.
Señor presidente, si usted quiere la paz, no les pida que se den la vuelta, devuélvales el derecho a continuar defendiendo la vida de sus comunidades, a disentir y a defender sus cuerpos, y los de sus hijos y sus hijas, sus territorios y sus mundos. El Estado les niega el derecho a protestar, ellos se niegan a aceptar esa condición y protestan. Los están matando por protestar.
A los indígenas y a muchos otros los está matando la negación de la política, que no es otra cosa que simplemente el derecho a defender su propia existencia. Si usted los priva de la política, los priva de una práctica básica de ciudadanía. La consecuencia es un mensaje de gravedad histórica “aquí, no hay política, aquí hay poder”. Ayer los paramilitares, los narcotraficantes, los comerciantes y ganaderos, los mineros golpearon a sus puertas y acabaron con las vidas de los ciudadanos y las de sus familias y se apoderaron de sus territorios, y tomaron a sus hijos e hijas, porque saben que no hay posibilidad de política: ellos, esos ciudadanos, han sido privados del derecho a la política en defensa de la vida y de seguridad para la paz.
* Profesora, Departamento de Ciencia Política, Universidad de Carleton, Ottawa, Canadá