Tuvieron que transcurrir 40 años de desaparición, amenazas, violencia sexual y represalias contra las mujeres buscadoras para que hoy exista una ley que reconoce la violencia contra ellas como un delito.
En un país donde persiste la desaparición forzada, con cifras que superan las desapariciones cometidas en todas las dictaduras juntas del cono sur, la búsqueda tiene rostro de mujer: madres, hermanas, esposas, hijas, sobrinas hemos dedicado décadas a cumplir la labor que le corresponde al Estado de buscar a nuestros seres queridos desaparecidos.
Ente manglares, mares y llanuras, en cementerios y ríos, en la selva, las montañas, las balastreras, los cementerios y en la ciudad, con conflicto o sin él, las mujeres buscadoras hemos sufrido múltiples afectaciones y graves violaciones a nuestros derechos humanos que estuvieron silenciadas e invisibilizadas por años.
Hemos sido amenazadas, extorsionadas, violentadas sexualmente y hemos visto sacrificados totalmente nuestros derechos económicos, sociales y culturales. En el proceso de búsqueda hemos perdido trabajos, viviendas, amigos y hasta familia, pero también hemos tenido logros importantes.
Hace poco más de un año, el 18 de junio de 2024, el presidente Gustavo Petro sancionó la Ley 2364, por medio de la cual se reconoce y protege de forma integral la labor de las mujeres buscadoras de víctimas de desaparición forzada. Esta ley, escrita por Mujeres Buscadoras, cuenta la otra parte de la historia en la cual las mujeres aprendimos a documentar nuestros propios casos y a voltear la mirada sobre nosotras mismas.
Reconocimos que lo que nos había pasado había ocurrido en el marco de la búsqueda. Aferradas a nuestra experiencia de lucha, terquedad y resistencia, “aprendimos a convertir nuestros dolores en derechos”, como mencionaba siempre Yanette Bautista, y nos dimos a la tarea de escribir una ley, la cabildeamos por todos los pasillos del congreso y, con el apoyo de la comunidad internacional, logramos su aprobación con un importante reconocimiento.
La ley, en su artículo 5º, establece que debe existir un día de reconocimiento a la labor de las mujeres buscadoras de víctimas de desaparición forzada, como constructoras de paz y defensoras de derechos humanos. Esta ley fue concebida y escrita por Yanette Bautista junto con ocho procesos organizativos de mujeres campesinas afrodescendientes, indígenas, rurales y urbanas de siete regiones del país.
La ley 2364 la parimos las mujeres buscadoras. Nació de nuestra experiencia de injusticia, pero sobre todo de nuestra capacidad de resiliencia. Por eso, cada 23 de octubre se debe rendir homenaje a las mujeres buscadoras. Ya no solo como familiares de víctimas de desaparición, sino como defensoras de derechos humanos y como constructoras de paz.
Aún queda mucho camino para que la ley sea una realidad, para que realmente se garanticen los derechos de las mujeres buscadoras. Por ahora, contar con el 23 de octubre como día nacional de reconocimiento es uno de los mayores logros obtenidos, un hito en el mundo entero, que debe trascender a un compromiso real de las instituciones y a un tema de interés de la sociedad.
En este 2025, en el día nacional de reconocimiento a las mujeres buscadoras, honramos la memoria de las que hoy ya no están con nosotras, como mi madre, Yanette Bautista; y a todas aquellas mujeres que con firmeza y mucho carácter continúan el legado y la lucha por la dignidad y la memoria de sus desaparecidos.
* Fundación Nydia Érika Bautista.