Desde una montaña de más de un millón de muertos, Estados Unidos cuestiona la “Estrategia dinámica general de cero casos de covid” de China, que ha suscitado un debate por los recientes confinamientos en Shanghái y Beijing, resultado de casos importados que se expandieron desde Hong Kong, Corea y otros lugares.
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Un artículo de los científicos Liu Jue, Liu Min y Liang Wannian, en la revista del Centro Chino de Control y Prevención de Enfermedades, describe la estrategia como “la síntesis de la experiencia de China al enfrentar la propagación de la variante Delta, buscando controlar la epidemia al más alto nivel, al menor costo y en el menor tiempo”. La estrategia se basa en la información científica y las realidades nacionales de China. Incluye además rastreo, pruebas masivas y las capacidades tecnológicas, que permiten hacer 10 millones de pruebas en cuatro horas y media, como sucedió en Tianjin para confinar unos edificios específicos.
Un estudio publicado el 10 de mayo en la revista Nature sostiene que la estrategia dinámica general de cero covid ha anulado cadenas de contagio que, de haberse desatado, habrían cobrado la vida de un millón y medio de personas, porque las políticas diseñadas en la inmunidad de rebaño “serían insuficientes para contener una ola de Omnicron que excedería la capacidad del sistema esencial de salud, llevando a un pico de demanda del sistema de cuidado intensivo 15,6 veces mayor a su actual capacidad”.
Si el objetivo del control de una pandemia es proteger la salud y la vida de las personas, una estrategia que lo logra debería ser apoyada. Para el 14 de mayo de 2022 en China había 221 mil casos y 5.209 muertes, con cuatro muertos por millón de habitantes. Estados Unidos, con la cuarta parte de la población de China, tiene 84 millones de infectados y 1.026.000 muertos, 3.068 por millón de habitantes. Cuando se discute una estrategia de salud, no desde su eficacia para proteger la vida y la economía, sino desde la política y la ideología, se termina en el desastre humanitario de Estados Unidos, que además tuvo confinamientos más prolongados y peores efectos económicos. Mientras el confinamiento de Wuhan duró 76 días, en Nueva York, que sólo tomó medidas hasta el 15 de marzo de 2020, se prolongó por 120 días.
Con cualquier índice que se use, el manejo de la pandemia en China ha evitado un mayor costo de vidas y logrado mejor recuperación económica. Esto por factores como que en China el sistema público de salud es extenso y llega a las aldeas más pequeñas, la disciplina social basada en una filosofía milenaria en la que la responsabilidad social se sobrepone al interés individual, y la capacidad del Estado de movilizar recursos sociales hacia el control de la pandemia en una escala inimaginable. Pero creo que mucho tiene que ver que la estrategia está basada en la ciencia y no en la creencia.
Cuando el virus fue clasificado como un “nuevo coronavirus”, los científicos sabían lo mínimo para entender la necesidad de medidas estrictas de confinamiento y distanciamiento social como forma de romper las cadenas de contagio entre humanos. Todos sabían que era volátil, fácilmente transmisible, mortal y tendía a permanecer en las superficies por un tiempo suficiente para desatar contagios exponenciales. Para ese momento, sin vacunas, manejar un virus con esas características apostándole a la inmunidad de rebaño creaba un escenario muy peligroso en el que muchos contagiados morirían, como en efecto sucedió en Europa, Estados Unidos e India.
Con la misma información, China enfrentó la primera fase con confinamientos y la orden que todo contagiado debía ser hospitalizado, independientemente de su gravedad, para atacar el brote y no solo controlar el contagio. En Occidente, el encierro de Wuhan fue ridiculizado como un método de la Edad Media. Al poco tiempo muchas ciudades europeas tuvieron que confinarse, pero la decisión fue tardía y el costo en vidas enorme. En Italia duró casi tres meses y murieron 31 mil personas. Un año después, en mayo de 2021, los muertos sumaban 124 mil y a mayo de 2022 van 165 mil. No fue exactamente una estrategia exitosa en un país desarrollado
La estrategia dinámica de cero covid se formuló en agosto de 2021, cuando la variante Delta puso de presente que el virus además era altamente mutable, con mortalidades diferentes pero importantes. En China no había muerto gente por covid desde mayo de 2020, cuando sumó 4.634 fallecimientos y así permaneció luego de aparecer la variante Omnicron en noviembre de 2021; pero en marzo de este año el virus rebrotó por casos importados de Hong Kong, Corea y otros lugares, las infecciones nativas se incrementaron y volvió a morir gente, pero la estrategia dinámica ha permitido el control de los brotes dentro de uno o dos periodos de incubación, salvando vidas.
En los tres meses transcurridos desde el rebrote, la estrategia dinámica de cero casos de covid en China, limitó la pérdida de vidas a 570 personas. En ese mismo periodo en Inglaterra, otro país donde resurgió el covid, han muerto 10 mil personas, igual en Alemania, 7 mil en Francia, 4 mil en España, 24 mil en Estados Unidos, 11 mil en Corea del Sur y 3 mil en Japón.
Desde que se conoció la variante Delta en mayo de 2021 y hasta la aparición de la Omnicron en noviembre pasado, en el mundo murieron 2 millones 400 mil personas. Desde Omnicron hasta hoy han muerto 1 millón 100 mil personas más. La idea de que el covid está pasando y que ya podemos convivir con el virus es equivocada e irresponsable. Ciertamente, la inmunización por vacunación ha sido esencial, pero desde que empezó la vacunación en diciembre de 2020 hasta la fecha, es decir 18 meses, se han producido el 70 % de las muertes en el mundo.
Aún hay 2.900 millones de personas en el mundo sin vacunas. Solo en Estados Unidos son 80 millones y muchos no lo harán por sus convicciones religiosas o políticas. En China faltan 110 millones y en la India 400 millones.
Lao Zhijian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo el 11 de mayo que “el Gobierno de China ha formulado e implementado la política dinámica de cero casos sobre la base de sus propias condiciones nacionales, y ha ajustado incesantemente las medidas de prevención y control en función de las circunstancias con el único propósito de proteger en la mayor medida posible la vida y la salud del pueblo y, al mismo tiempo, garantizar un desarrollo socioeconómico constante, saludable y estable con buenos resultados en materia de prevención y control. China cuenta con la base, las condiciones y la capacidad para lograr una “situación dinámica de cero casos”.
Se trata de su política, basada en la ciencia y las condiciones nacionales de China, pero sobre todo que no parte de un dilema entre salvar vidas o abrir la economía. La respuesta será obvia, la vida es primero.
Por Guillermo Puyana Ramos
