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Reverberaciones

Semblanza(s) de William Maestre

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Columnista invitado EE: Esteban Bernal Carrasquilla
03 de junio de 2023 - 05:12 p. m.
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La semblanza es un retrato biográfico. La palabra proviene de un verbo en desuso, semblar o ser semejante; y del adjetivo similar, que indica analogía entre cosas distintas. En el inglés, semblanza es sketch, bosquejo o bosquejar. Entonces, tenemos que la semblanza es una manifestación parcial y sesgada de lo que su autor considera que es un personaje, sea él mismo u otro.

La semblanza puede ser incómoda, atrevida o sugestiva. Descartemos al primer tipo, ese de los versos de Wislawa Szymborska que dicen “Escribe como si jamás hubieras dialogado contigo mismo / y hubieras puesto entre tú y tú la debida distancia”, pues este no es lugar para escribir de la primera persona en tercera persona. Pasemos a la atrevida, escrita en primera persona.

Conocí a William Maestre hace unos días en una entrevista para Javeriana Estéreo. Sabía quién era, pues lo vi tocar hace años con Magenta en Jazz al Parque. Mi admiración radicaba en lo que veía a la distancia: su destreza sobre las teclas, la ponderación al tocar no como solista del piano sino como director de agrupación, la elegancia al componer temas en los que cada instrumento tiene protagonismo y función, el balance en sus arreglos, su poliglotismo de jazz, música colombiana y latinoamericana, y la capacidad de escribir en texturas y capas para big band.

Pero no sabía cómo era el personaje. Al hablar con él, me llamó la atención la forma en que mantiene el respeto como principio fundamental. No solo es el trato cordial, el tono amable y las finas maneras, sino su relación con la vida, con el otro y con el entorno. Así, aún honra a su padre, de quien heredó desde pequeño el gusto por las big bands estadounidenses de antaño. Pero, sobre todo, mantiene viva su memoria a través del recuerdo de aquella tarde de cielo magenta en que murió, imagen y reminiscencia que siguen marcando su forma de componer.

William Maestre hace buena música no solo porque conoce la técnica y el lenguaje, sino porque alimenta una “conexión espiritual” –dice– con ella como tradición y con otras tradiciones, una marca más de su respeto. Reconoce el valor de una historia de cien años de jazz, de quinientos de folclor latinoamericano y de una raíz temporal más profunda que nos llegó de África. Por ello, para su proyecto más reciente escribió “humildemente” a la diáspora africana; por ello fue a la fuente de la música para palpar con la piel los tambores de nuestro Caribe y encontrarse “con el ritmo desde un ángulo diferente al piano”; por ello sumergió su mano en el río Magdalena por primera vez en su vida, desde una chalupa rumbo a San Martín de la Loba, para luego componer una marcha fúnebre, pues el Magdalena no solo arrastra vida nuestra historia.

Un amigo mío mandó a preguntarle “al maestro Maestre” por qué ha estado apartado de los escenarios en los últimos años. La respuesta no es otra que esta: el maestro Maestre es maestro, es decir, se dedica de lleno a la enseñanza y, como buen profesor, cumple las tres funciones básicas de la labor universitaria: investiga, enseña y presta un servicio a la comunidad. ¿Qué más muestra del respeto como esencia de un personaje que estas de su semblanza? Para el lector que quiera remitirse al tercer tipo de semblanza, la sugestiva, que es en este caso delicada e incluso modesta –pero no por ello escasa de valor, sino todo lo contrario– le recomiendo oír en las principales plataformas de reproducción de música por internet el nuevo disco de William Maestre: Semblanzas.

*Realizador radial de Javeriana Estéreo.

Por Esteban Bernal Carrasquilla

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daniel(84992)03 de junio de 2023 - 10:10 p. m.
Gracias por esta semblanza, sr. Bernal. Nos permite apreciar e valioso trabajo de los nuevos forjadores de música en Colombia.
Atenas(06773)03 de junio de 2023 - 09:24 p. m.
¡Qué bien! Ya lo dije el otro día respecto de una columna similar, q’ siendo la suya una materia q’ no está en mi onda o yo en su sintonía, si destaco de este columnista, E. BernalCarrasquilla, su excelsa prosa: fina, elegante, directa y muy bien escrita.
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