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Dos mujeres que nada tienen que ver con el narcotráfico están encartadas con un proceso de extinción de dominio desde hace siete años.
Por: Juan Esteban Mejía
Ellas son Catalina Jaramillo (viuda de Carlos Vásquez, un reconocido constructor de Medellín) y Carolina Vásquez (la hija). Ellas aceptaron un apartamento en un negocio que tuvo como intermediaria a la empresa Fajardo Moreno. El inmueble que recibieron era de una mujer llamada Ana Marcela Huertas, la exesposa de Misael Ocampo (extraditado por narcotráfico) y fue así como terminaron en un engorroso proceso que aún no resuelve la Fiscalía. La historia se conoció hace poco en una columna titulada ‘Un cuestionado negocio de la familia de Sergio Fajardo’.
El representante legal de la empresa es Andrés Fajardo (hermano de Sergio, hoy presidenciable). Inicialmente, no fue posible tener su versión sobre ese negocio, pese a varias llamadas a su oficina. Después de leer la columna publicada, Andrés Fajardo dijo que ninguno de sus empleados le contó que había un periodista buscándolo y aceptó hablar al respecto. Según él, todo empezó cuando Ana Marcela Huertas llegó a comprar un apartamento en un proyecto que estaba vendiendo la empresa Fajardo Moreno y ofreció como parte de pago otro apartamento en un edificio que se llama Allegro. Andrés Fajardo explicó que la fiduciaria Corficolombiana la investigó, encontró que todo estaba en regla y eso fue suficiente aval para aceptar la oferta.
Uno de los socios de aquel proyecto, también de apellido Fajardo, cambió ese apartamento de Allegro por uno que tenían Catalina Jaramillo y Carolina Vásquez en otro edificio. En el contrato, él se obligó a transferirles “la posesión que tiene y ejerce” sobre ese apartamento. (Vea aquí el Contrato de promesa de permuta del apartamento en el edificio Allegro)
Sin embargo, en el certificado de libertad y tradición no aparece el apellido Fajardo por ninguna parte. Quien sí aparece es Ana Marcela Huertas. (Vea aquí el Certificado de Libertad y Tradición del apartamento en el edificio Allegro que entregó Fajardo Moreno a Catalina Jaramillo).
La empresa Fajardo Moreno, como intermediaria del negocio, les hizo la entrega oficial de ese apartamento a Catalina y a Carolina y después vinieron los problemas, cuando entró en extinción de dominio. (Vea aquí la carta mediante la cual Fajardo Moreno le entrega el apartamento del edificio Allegro a Catalina Jaramillo)
La versión de Andrés Fajardo es así: “No hice ningún negocio con ellas y la empresa Fajardo Moreno tampoco. Yo llegué al final, cuando me enteré del problema. Ellas me buscaron para que les ayudara a resolverlo con mis buenos oficios porque yo fui socio y amigo de Carlos Vásquez”. La solución que él ofreció, según dijo, fue conseguirles otro apartamento prestado, donde vivió Carolina un año y medio, pero después los dueños la sacaron de allí porque tenían que venderlo. Carolina tuvo que irse a vivir otra vez al apartamento del edificio Allegro. Como está en proceso de extinción, tiene que pagarle arriendo al Estado y, fuera de eso, ella asume los gastos de predial y valorización. Andrés Fajardo dice que no tiene que responder por ese negocio y que tampoco está obligado a reconocer garantía alguna.
Lo que él dijo fue durante una entrevista en su oficina y no coincide del todo con lo que declaró bajo juramento Catalina Jaramillo en la Fiscalía en Medellín. En noviembre de 2015, ella explicó que no conocía a Ana Marcela Huertas ni a Misael Ocampo y dijo que el negocio lo hizo con Fajardo Moreno.
Andrés Fajardo considera que las denuncias contra la empresa que él representa se deben a la actividad política de su hermano Sergio. “Sé que cuando me llama algún periodista es por un tema alrededor de mi hermano y él nunca ha sido socio de Fajardo Moreno. Ser hermano de una persona honesta, un político decente, nuestro mayor orgullo, se volvió nuestro mayor problema por culpa de ustedes, los periodistas”, dijo.
