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Todos nuestros muertos merecen respeto

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Columnista invitado EE: Patrick Morales Thomas*
21 de febrero de 2023 - 02:05 a. m.
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En una columna publicada en este diario el pasado 14 de febrero, Leopoldo Villar Borda expresó su preocupación por un supuesto “abandono” de la obra de arte de la maestra Beatriz González ubicada en los nichos funerarios del Cementerio Central de Bogotá.

El columnista fue más allá, al asegurar que la administración de la alcaldesa Claudia López no ha cumplido con su obligación de rememorar la historia. Incluso, se preguntó si en la Alcaldía de Bogotá se piensa que nuestros muertos no merecen el mismo respeto.

Es preciso corregir dichos señalamientos, seguramente producto de la desinformación. Desde 2020, con acciones e inversiones, Bogotá se viene consolidando como un epicentro de paz.

Se han destinado más de $760.000 millones para brindar asistencia y reparación integral a la población víctima. También se adelantan iniciativas de memoria, paz y reconciliación. La construcción de paz territorial avanza con PDET en temas como agua, vías terciarias, mejoramientos integrales y conectividad. A comienzos de este mes, también se constituyó la Zona de Reserva Campesina de Sumapaz.

En cada acción e inversión emprendida la memoria y el respeto han sido, son y serán ejes transversales de la acción institucional.

El caso del Cementerio Central de Bogotá no es la excepción. Desde hace tres años, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC), en articulación con la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, ha venido trabajando en un importante proyecto de recuperación y activación del Globo B del Cementerio Central que, con una inversión de más de $40.000 millones, incluye la rehabilitación de las estructuras funerarias, los diseños paisajísticos del espacio y la puesta en valor de la obra de la maestra Beatriz González.

Ha sido un trabajo dedicado y minucioso, que ha incluido procesos de restauración, investigación, diálogo y activación ciudadana, así como complejos estudios arquitectónicos y patrimoniales.

La idea es abrir un espacio que, en palabras de Villar Borda, rememore nuestra historia y ponga de presente la solidaridad con las víctimas de nuestros conflictos. Sin embargo, la visión no se limita solo a ello: el objetivo es también nombrar y recordar a esos otros muertos que, olvida el columnista, durante más de 140 años se enterraron de manera discreta, casi anónima, en este lugar (también conocido en las fuentes históricas como Cementerio de Pobres).

El Globo B del Cementerio Central no solo habla de la historia del conflicto armado reciente, sino también de las formas en que ha operado la segregación social, de las invisibles trayectorias de vida y muerte de las clases populares de Bogotá.

La Alcaldía Mayor de Bogotá, en cabeza de Claudia López, cree que todos nuestros muertos merecen respeto y actúa para materializar esa convicción.

Sea esta la oportunidad para invitar al columnista a recorrer y conocer el proyecto Columbarios-Cementerio de Pobres, que comenzará obras en el mes de octubre de este año, y a descubrir los predios de la antigua Hacienda El Carmen en Usme, declarados en 2014 como Área Arqueológica Protegida, donde desde el sector cultura trabajamos en la creación del primer parque arqueológico y de patrimonio cultural de la ciudad, buscando reconocer la presencia de las comunidades indígenas que habitaron y habitan aún hoy el territorio de Bogotá.

* Director, Instituto Distrital de Patrimonio Cultural.

Por Patrick Morales Thomas*

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