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“Un espacio operativo seguro para la humanidad”

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Columnista invitado EE: Rosana Arizmendi-Mejía*
30 de junio de 2021 - 11:47 p. m.
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Así se tituló la primera publicación científica en la que, en 2009, un grupo internacional de 28 investigadores le explicaron al mundo qué son los límites planetarios y cómo estos determinan que la Tierra sea un lugar habitable para los humanos.

Durante los últimos casi 12.000 años (época que los geólogos llaman el Holoceno), las condiciones ambientales del planeta permanecieron constantes en comparación con los cientos de miles de años anteriores, y esto nos permitió desarrollarnos como humanidad y, en definitiva, como las sociedades en las que nos organizamos hoy. Sin embargo, en las últimas seis décadas, la especie humana se convirtió en el principal agente de cambio de la Tierra, sacándola de sus años de equilibrio. La transformación ha sido tan drástica, que nuestro impacto ya es significativo a una escala de tiempo de millones de años, y ahora nos enfrentamos a lo que muchos científicos nombran como el Antropoceno.

Tener una época geológica con nuestro nombre (“antropo” viene del griego anthropos, que significa “humano”) es el resultado de haber llenado el planeta de basura, de estar quemando combustibles fósiles como si fueran infinitos, y de tumbar los bosques y selvas indiscriminadamente. Sin embargo, el asunto más preocupante es que ya hemos sobrepasado cuatro de los nueve límites planetarios que garantizan nuestro bienestar.

Estos límites hacen referencia a los valores máximos -de los cuales no deberíamos pasarnos si queremos vivir como lo hemos hecho hasta ahora- de los nueve sistemas o procesos de origen humano que afectan la estabilidad de la Tierra: el cambio climático, la biodiversidad, el cambio del uso del suelo/deforestación, el uso de agua dulce, el flujo de nutrientes (nitrógeno y fósforo), la acidificación del océano, la carga de aerosoles en la atmósfera, la reducción de la capa de ozono, y la contaminación química. Si los valores topes de estos procesos se sobrepasan, la ciencia indica que entraremos en una zona de incertidumbre y riesgo para nuestra especie, en la que no se sabe cómo responderá la Tierra a los cambios frecuentes y persistentes. Además, si estos límites se continúan excediendo, entraremos en una zona de alerta roja, con un riesgo aún mayor para nosotros.

Según el reciente documental de Netflix “Romper los límites: la ciencia de nuestro planeta”, cuyo protagonista es Johan Rockström, el líder mundial de las investigaciones sobre los límites planetarios, actualmente ya estamos al rojo vivo para la pérdida de biodiversidad y la contaminación por nutrientes, y estamos en la zona de incertidumbre para el cambio climático y la deforestación. De acuerdo con Rockström y sus colegas, en los últimos 50 años hemos acabado con el 68 % de las poblaciones de animales salvajes, hemos originado varios cientos de “zonas muertas” en el océano (zonas de donde desaparece la vida), causadas por la contaminación por nitrógeno y fósforo, Groenlandia se está derritiendo a una tasa de 10.000 m3 por segundo (esto equivale a 4 piscinas olímpicas por segundo), y hemos deforestado el 40 % de los bosques del mundo. Semejantes hallazgos tienen consecuencias gravísimas para los humanos, pues, de seguir así, no habrá alimentos para todos, el nivel del mar aumentará 7 m aproximadamente y las pandemias se volverán algo normal.

Frente a este panorama, son urgentes políticas públicas que integren los aspectos sociales y ambientales, y países como Colombia, ricos en biodiversidad, agua y bosques (todavía), deben asumir la responsabilidad de cuidar estos recursos. También, es imperante que las universidades, como escenarios educativos y generadoras de nuevo conocimiento, investiguen, hablen y eduquen sobre estos asuntos, y el rol de las empresas como generadoras de capital y usuarias de la naturaleza, es fundamental para mitigar el cambio climático y regenerar ecosistemas. Además, la acción colectiva e individual es esencial, como dice el documental. Vivir en un planeta estable nos beneficia a todos, pues se generan más empleos, menos conflictos, menos desigualdades.

Los científicos nos están llamando a actuar con urgencia, pues nos estamos acercando vertiginosamente a un punto de no retorno, en el que el planeta ya no tendrá la resiliencia que ha permitido a nuestras civilizaciones florecer. Sin embargo, todavía tenemos los próximos 10 años como margen de maniobra. ¡Aprovechémoslos! Pueden ser nuestra última oportunidad.

* PhD en Ecología, docente universitaria

Por Rosana Arizmendi-Mejía*

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Magdalena(45338)01 de julio de 2021 - 10:19 a. m.
Olvídese que aquí habrá apoyo para cuidar el medio ambiente:Asesinatos,deforestación desaprobación de leyes para proteger el medio ambiente son la prueba fehaciente que vamos para el estanco.
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