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Chiquinquirá. 15 de mayo

Columnista invitado
14 de mayo de 2024 - 08:03 p. m.

Parecía un mantra repetido por todos: “Un territorio más grande que Suiza”. Muchos creían que los diálogos iniciados por el gobierno del expresidente Andrés Pastrana en 1998 habrían llevado al país a conocer lo que se conoce por paz. De igual manera, una parte significativa de la población ponía en tela de juicio la buena voluntad de las cartas sobre la mesa. Había quienes dudaban de las intenciones de las FARC, y unos pocos lo hacían de las del gobierno. No obstante, lo que todo el país compartía era el hastío por un conflicto armado que se alargaba y que arrasaba cada día con lo poco que se había construido en doscientos años entre las balas.

La zona de distensión —que realmente era más extensa que el territorio de Suiza— nunca fue vista con buenos ojos por la opinión pública nacional. ¿Y quién podría juzgar a los detractores? Desde su inicio, la zona fue escenario de crímenes, secuestros, robos, desapariciones, tráfico de drogas… Esta lista, como tristemente todos sabemos, continúa y se extiende por un campo semántico donde se conjugan todas las formas de barbarie que en nuestro país llegaron a ser tan variadas y extensas como la misma zona de distensión. De allá, de aquella zona sin Ejército Nacional, y bajo el control de la propia guerrilla de las FARC, llegaban noticias que, día a día, erosionaban la paciencia del país, y, con ello, menguaba la ilusión que por un cortísimo periodo habían generado los diálogos tan buscados por el gobierno de la época. Podríamos decir que la imagen de “la silla vacía” de aquel enero de 1999 decretó el final del consenso de la iniciativa de Pastrana. Sin embargo, los diálogos siguieron, y, día tras día, aquella zona de despeje era percibida tanto más grande y engorrosa cuanto que parecía que la violencia que se orquestaba en su seno acechaba progresivamente a todo el territorio nacional.

La imagen de Pastrana sentado al lado de la silla vacía dibujó con claridad la falta de compromiso de alias Tirofijo, y, por extensión, esculpió en la opinión pública la ausencia de voluntad de paz por parte de las FARC. Esa “silla vacía” dio por finalizado el consenso popular con respecto a la iniciativa de Pastrana. Los diálogos parecían muertos. Sin embargo, la zona de distensión había pasado de ser un elemento extraño a un órgano más de la nación. El país convivía con la zona sin ley y hacía diariamente cuentas de los crímenes que allí se urdían.

Si por un lado la imagen de la silla vacía marca y define el final de la confianza nacional en los diálogos de paz, por otro, también podemos identificar en un evento claro —y este desgraciadamente mucho más traumático— el inicio de un rechazo abierto y popular a la existencia de la zona de distensión. Ese evento ocurrió en Chiquinquirá el 15 de mayo de 2000. Hoy se cumplen veinticuatro años del innominable atentado que marcó un punto de inflexión en la historia de la violencia de nuestro país. El atentado, tristemente conocido como el “collar bomba”, le mostró a la opinión pública que la barbarie humana no conocía límite alguno. El documental Chiquinquirá. 15 de mayo, basado exclusivamente en imágenes de archivo del Noticiero de las siete, relata el brutal evento que, hace un cuarto de siglo, sentenció el fracaso de los diálogos de paz del gobierno del expresidente Andrés Pastrana.

 

Flor(3922)16 de mayo de 2024 - 04:43 p. m.
Ese horrendo hecho del "Collar Bomba", no fue autoría delas FARC sino de un nos vecinos criminales de la v´ctima, por negarse a pagar extosiones. Sería bueno que el coñumnista investigara para actualizarse sobre el tema.
Pipo Solarte(exbqo)16 de mayo de 2024 - 09:47 a. m.
Se descacharon con esa columna irresponsable. El collar bomba fue de delincuentes comunes.
carlos(23084)15 de mayo de 2024 - 01:02 p. m.
Lo del collar bomba hecho por las FARC,fue lo primero que anunciaron los medios,pero....... realmente fueron las FARC? Se que hay otras " verdades". Averigüelo Vargas.
Hécto(sdrlg)15 de mayo de 2024 - 10:43 a. m.
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