¿Cómo funciona la generación de energía en Colombia?

San Carlos.

Foto: ISAGEN

Según datos de ACOLGEN, el funcionamiento de los embalses es similar a contar con una batería de más de 12.000 megavatios, que es más o menos la capacidad hidroeléctrica instalada (cerca del 70 % del total), que es limpia y renovable. (Le puede interesar: Cacao y lácteos: el enfoque empresarial para el desarrollo territorial)

Esto es posible gracias a la riqueza hídrica del país, aunque eventos como los fenómenos de El Niño o La Niña tienen gran impacto en la disponibilidad de agua. Por eso es importante tener embalses, que permiten almacenar agua para los momentos de sequía (diferente a la energía sol o la eólica, que no se pueden almacenar). Sin embargo, tener los embalses “llenos” no significa que se mantengan así. El sistema dispone de pocos embalses grandes, a los que “les dura la pila” (su reserva de agua) hasta un año, pero la mayoría son medianos y tienen una duración menor a tres meses. Además, algunos son usados también para abastecer de agua a grandes ciudades, como el caso de Bogotá.

Por esta razón, las generadoras con hidroelectricidad deben moderar el uso del agua, ofertando precios bajos cuando hay abundante agua y ofreciendo precios mayores cuando el agua está escasa y deben reservarla.

Según ACOLGEN, el sistema ha funcionado por 30 años, ya que “tenemos hidroeléctricas que son eficientes y limpias y generan entre 70 y 80 % del tiempo, y plantas de respaldo térmicas, que funcionan del 20 al 30 %. Este equilibrio asegura que tengamos energía 24 horas, así llueva o haga sol”. (Le recomendamos: Frenar la pérdida y desperdicio de alimentos, una tarea de todos)

En la generación participan empresas grandes, pequeñas, oficiales, públicas y mixtas, ya que esta es la única actividad del sector abierto totalmente a la competencia. Esta actividad está regulada por las leyes 142 y 143 de 1994, que permiten que cualquier persona, natural o jurídica, pueda autogenerar, como sería el caso de las “comunidades energéticas” propuestas en el Plan Nacional de Desarrollo.

ISAGEN, por ejemplo, como segunda generadora del país, cerró 2022 con 19 centrales 100 % renovables, 15 de ellas hidroeléctricas, que aportan cerca de 3.000 megavatios. Las cuatro restantes están compuestas por dos proyectos eólicos y dos solares, culminados el año pasado y que aportan a la operación segura y confiable del sistema, haciéndolo más resiliente a los efectos del clima.

La industria energética es un factor principal para mitigar los efectos del cambio climático con la transición energética y la integración de fuentes de energía renovables no convencionales (FERNC), como la eólica y la solar. (También puede leer: Recuperar los bosques y ecosistemas marinos, la tarea del país en los próximos años)

ISAGEN sigue comprometido en ser un actor preponderante en la aceleración de la transición propuesta por el Gobierno, para lograr tarifas más competitivas. El camino para lograrlo es la expansión de la capacidad del sistema, para que sea resiliente al cambio climático y diverso en sus fuentes de generación, aprovechando los recursos del país.

La invitación es a seguir construyendo condiciones regulatorias y competitivas de largo plazo que generen confianza para que se adelanten las inversiones, promoviendo la incorporación de altos estándares y buenas prácticas, generados con procesos y tecnologías respetuosas con el planeta y suministrando energía renovable libre de emisiones contaminantes.