En días pasados se publicaron varios indicadores importantes sobre el sentimiento económico, que muestran señales encontradas que hacen de su lectura algo más complejo de lo habitual. Por una parte, se conocen datos de confianza de comerciantes y empresarios donde los primeros se afianzan en números elevados y los segundos consolidan su recuperación de números negativos a positivos.
En particular sustentados en las condiciones económicas que observan para realizar inversiones, pregunta que se asoma por primera vez desde 2014 a terreno positivo. Señal que en conjunto con datos de importaciones de bienes de capital y la inversión de maquinaria y equipo de primer trimestre hacen pensar que estamos observando una consolidación de la tendencia de recuperación de la economía.
Por otra parte, se dio a conocer el dato de confianza de consumidores, que continuó deteriorándose como producto de la desconfianza que tienen los hogares sobre el norte que lleva el país y más recientemente por cuenta del deterioro del mercado laboral, que les hace desconfiar de las condiciones propias que enfrenta el hogar.
Entonces, ¿cómo conciliamos esta información? Por el momento será difícil, y ello en buena medida es lo que nos lleva a considerar que la economía atraviesa por un puerto volante en el que el crecimiento del 3 % será la norma por algunos cuantos trimestres. Pero los empresarios tienden a estar mejor informados, lo que implica que, eventualmente, si los hogares logran ver las señales positivas que han identificado los empresarios, podríamos darle la partida a la confianza empresarial y con ella a que la economía, posiblemente a mediados de 2020, retome esa senda expansiva. Pero esto no resulta de manera espontánea, se requiere de políticas asertivas, decisión empresarial y que los hogares puedan nuevamente confiar en que su entorno los apoyará en las decisiones de gasto que pretenden realizar.
*Economista principal BBVA Research Colombia; @areyesgo81
