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A despenalizar el aborto

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Columnistas elespectador.com
27 de julio de 2010 - 03:00 a. m.
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La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres apoya el editorial titulado “A qué estamos jugando?”.

Aplaudimos que se mencione la urgente necesidad de la legalización total del aborto en Colombia. Este es un tema de justicia social y de salud pública en el que deben tenerse en cuenta los derechos humanos de las mujeres.

La penalización del aborto pone en riesgo la salud y la vida de las colombianas. Recordemos las recientes muertes de Cindy Paola, barranquillera de 23 años quien falleció a consecuencia de un aborto clandestino, y más alarmante aún la muerte después del parto de Kenny Johanna, bogotana con 12 años, embarazada a causa de una violación que no denunció, por temor al victimario y falta de información sobre sus derechos; nadie le contó que tenía derecho a un aborto legal y seguro. Son dos vidas que se perdieron por causas que podíamos evitar.

A pesar de los mandatos de la Corte Constitucional sigue pendiente la asignatura sobre educación sexual y reproductiva en el sistema escolar, y es más preocupante que desde la Procuraduría General de la Nación le estén incumpliendo a la protección de los derechos humanos de las mujeres.

Es importante que el tema del aborto salga de la crónica judicial. Su certero editorial nos impulsa a escribirles y también a demandar que Colombia como Estado laico permita a sus mujeres ejercer plenamente sus derechos y elegir con libertad sobre sus cuerpos, y que la sociedad respete estas decisiones.

Confiamos en que desde El Espectador se promueva el debate sobre la necesaria despenalización total del aborto en Colombia.

 Beatriz Quintero García. Coordinadora La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres.

¿Desastre inevitable?

Este domingo corrió por canales privados la información de que había un importante riesgo sísmico en Bogotá hacia las horas del mediodía. Se trataba, literalmente, de que en la mañana del domingo había registros de movimientos telúricos profundos en la zona y que por tanto era recomendable protegerse. Reflexionando hoy sobre el suceso, me entero ahora de cómo Bogotá no está preparada siquiera para un simulacro de gran envergadura, tampoco lo está para un movimiento sísmico importante, razón por la cual conviene que estos datos no sean públicos. O sea que, para evitar un desastre inmanejable, la fórmula consiste (y consistirá) en que se salven unos pocos porque la mayoría formará parte inevitable del listado de muertos y desaparecidos. Inaudito.

 Bernardo Congote. Bogotá.

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